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Música monocorde e insuficiente

15 de Mayo de 2007 | 16:48 |
Gilberto Ponce


Una noche de contrastes se vivió en el último de los conciertos de la Temporada de Música Sacra que se está realizando en el Campus Oriente de la UC. Se debieron a la disímil calidad de los conjuntos que se presentaron y que escogieron como base de su presentación motetes de diferentes épocas. Esto dio a la presentación un carácter monocorde, en donde los contrastes que revitalizan la atención del público estuvieron ausentes.

Una noticia mala

El “Coro Universitario de Santiago”, que dirige Pablo Carrasco, actuó en la primera parte con una selección de motetes de los siglos XVI y XVII, alternando autores de la talla de Monteverdi, Gesualdo, Victoria, Palestrina y Allegri. Sin duda requieren de un conjunto mucho más preparado que el que escuchamos en esta oportunidad.

No sabemos nada del plan de trabajo de este coro, pero según lo presentado resulta insuficiente en la actualidad. Tampoco creemos que la invitación de cantantes logre disimular un trabajo a todas luces escaso. El coro no ha logrado aún perfilar sus voces, y la afinación se torna precaria en las obras más exigentes, al tiempo que muchos de sus integrantes denotan inseguridad durante la interpretación de las mismas.

El difícil “Misere mei” de Gregorio Allegri se sostuvo en afinación gracias al acompañamiento de Mario Lobos en órgano, pero las partes “gregorianas” fueron confusas y fuera de estilo. La difícil parte solista de soprano logró ser sorteada en mejor forma, gracias a ciertas frases muy bien logradas.

Los “Motetes de Palestrina” fueron confusos, sin progresiones. No se escucharon las voces principales debido a la ausencia gestual del director y por eso sus cantantes no tienen por qué conocer la interpretación en polifonía. Las restantes obras de Victoria, Gesualdo y Monteverdi no mejoraron en nada las apreciaciones anteriores, por lo que no ahondaremos en detalles.

Creemos que estamos ante un director joven con muchas ganas de hacer música, pero esta empresa requiere de paciencia, estudio y mucho trabajo, tanto personal como con su grupo. También requiere abordar obras que estén al alcance del coro y de la madurez del director.

No basta con el entusiasmo. En nuestro país ya pasaron los tiempos en que los coros enfrentaban cualquier obra pues se ha progresado mucho en canto e interpretación.
Nos duele este comentario, pero sólo queremos señalar caminos para un éxito futuro, pues se intuye musicalidad en estos intérpretes.

Y otra buena

El “Coro de Cámara UC”, que dirige Mauricio Cortés finalizó el concierto con lo que llamaron “Himno a María”, debido a la temática de las obras. En primer lugar no podemos sino alabar el notable avance en la calidad del conjunto, que sin dudas es uno de los mejores de nuestro país.

Cuerdas perfiladas, hermoso timbre en contraltos y sopranos. Estas últimas ya no cantan como niñitas. Tienen musicalidad general y una excelente afinación. Todo lo anterior, sin duda responsabilidad de su director.

El poderoso sonido alcanzado habría sido estupendo para un éxito rotundo en el “Ave María” de Rachmaninov, pero sólo fue utilizado en un único momento sin aprovechar la progresión dinámica, desde el pianissimo inicial, hasta fortissimo del clímax, para volver lentamente hasta el casi susurro del final.

En todo caso alabamos el rendimiento del conjunto en la bellísima obra. El “Himno a la Virgen” de Britten para doble coro evidenció la claridad de la antífona, así como los fraseos entre ambos grupos que parecen gustar de la obra, pues además la dominan muy bien. Nada más nos habría gustado una mayor claridad fonética.

La versión para coro femenino y órgano del “Salve Regina” de Federico Heinlein mostró las fortalezas de estas voces, que contaron con el casi perfecto acompañamiento de Mario Lobos.

Como un profundo conocedor de coros se mostró el prematuramente fallecido Juan Pablo Rojas. En en su hermoso y expresivo “Ave María”, la escritura es tan limpia que el texto se entiende perfectamente y de paso el manejo polifónico contemporáneo es del mejor nivel. El coro, que fuera su hogar musical, cantó en espléndida forma la bella obra.

No tan feliz fue el “O Mágnum Misterium”, del venezolano César Alejandro Carrillo, donde la correspondencia entre texto y música no siempre fue clara. Parece una obra inútilmente compleja si observamos el resultado final.

El “Stabat Mater Dolorosa”, para coro a capella y soprano solista de Boris Alvarado cerró una noche de éxito para el coro y su director Mauricio Cortés. La soprano Claudia Trujillo cantó en gran forma. Sólo tapada por el volumen del coro en algunos momentos, mientras que los cantantes con impecable afinación transitaron por los difíciles vericuetos de la interesante obra.
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