Director de "Papelucho y el marciano" habla sobre el debut del personaje en el cine

SANTIAGO.- Lo que los personajes de las más famosas historietas y de los más universales cuentos para niños ya han hecho, Papelucho lo está concretando recién hoy jueves. A 60 años de su nacimiento, nuestro crédito en literatura infantil debuta en pantalla grande en las salas locales, en la cinta "Papelucho y el marciano".

La película ya tuvo un primer paso por Colombia, donde el pequeño de nueve años creado por Marcela Paz fue aplaudido en la última Feria del Libro de Bogotá, en la que Chile fue invitado de honor. Algo que dejó muy contento a su director, Alejandro Rojas. "La recepción fue súper buena, de hecho nos pidieron que fuéramos de nuevo, porque los niños disfrutaron harto y nosotros también", cuenta. Un buen inicio, considerando que la idea es llevar la cinta a toda Latinoamérica.

-¿Papelucho tiene algunos códigos locales, no hubo problemas con eso?
-No es tan así. Uno cree que tiene códigos chilenos, pero en realidad tiene códigos de Papelucho, porque las palabras que usa en su mayoría las genera cuando le falta lenguaje para expresar una idea. Entonces usa algo que escuchó por ahí, como ipsoflatus, lo que funciona igual en cualquier contexto del habla hispana.

-¿Por qué escogiste la historia del marciano, dentro de la gran cantidad de cuentos sobre el personaje que escribió Marcela Paz?
-Después de estudiarlos todos lo elegimos porque tiene acción y diálogo. Siempre está el marciano conversando con Papelucho. Otros libros tienen más monólogo, lo que habría implicado más trabajo para transformarlo en un diálogo o una acción.

-¿Eso puede dificultar futuras películas de Papelucho?
-No, porque con esta ya pusimos al personaje en el mundo audiovisual, sabemos cómo se mueve. Ahora podemos agarrar cualquiera de los libros y hacer una película.

-¿Qué resguardos tomaste para abordar al personaje, considerando lo recelosa que era la autora con él y, luego, su familia?
-Los reparos de ella eran básicamente con los actores, ahí nunca autorizó nada. Pero nunca negó la posibilidad de hacerlo en dibujo animado. Siempre conversamos con los hijos (de Marcela Paz), que estuvieron presentes en el proceso y fueron opinando en torno a cómo tenía que ser este niño. Y les gustó la idea, estaban entusiasmados con el proyecto y muy conformes con lo que quedó.

-Cuando se analiza a Papelucho se habla de conflictos que suelen pasar desapercibidos, como la relación con sus padres. ¿Hay algo de eso en la película?
-En los libros puedes encontrar muchas cosas en relación con los personajes, pero resumirlo en una película de 70 minutos es muy difícil. Desarrollar una relación familiar más compleja requeriría de una energía especialmente dedicada a eso, entonces decidí no tocar ese tema, porque habría quedado débil. Lo que aparece es que Domitila (la nana) tiene un grado de participación en las cosas de Papelucho un poco mayor que la mamá. En los libros uno puede ver que Domitila es su figura materna.

-El personaje ya tiene 60 años, es parte de nuestra literatura y siempre ha estado ahí, ¿por qué recién ahora se hace una película?
-El cine de animación ha sufrido un cambio tecnológico súper importante, que ha permitido que en varios países surjan producciones digitales. Hace 15 años esto era imposible, no había manera de hacer una producción de este tipo. Hoy es más factible y económico. Lo otro es que en Cineanimadores (la productora) estamos empeñados en hacer películas de contenido nacional, y este proyecto lo teníamos en carpeta hace muchos años.

-¿Cuál era tu relación con Papelucho? ¿Lo leíste en tu infancia?
-Lo leí, lo recuerdo, pero fueron uno o dos libros. Me gustaba mucho "El historiador", de hecho ésa fue la primera película que quise hacer, el año 90. En ese tiempo yo estaba formando Cineanimadores, y le planteé el proyecto a uno de los hijos (de Marcela Paz), porque venía el quinto centenario del descubrimiento de América. La idea era hacer un Papelucho con Cristóbal Colón, pero no tuvimos la capacidad de concretarlo. Hubiera sido una aventura muy desastrosa.