VIENA.- La Ópera de Viena agasajó por todo lo alto al tenor español Plácido Domingo con motivo del 40 aniversario de su primera actuación en este prestigio escenario, en el que deleitó anoche a sus incondicionales con dos actos de Wagner y Verdi.
Los elogios le llegaron tanto del mundo de la música, por boca del director de la Ópera de Viena, Ioan Holender, quien también fue su agente, como de la política.
Fue nada menos que el canciller austríaco, Alfred Gusenbauer, quien se encargó en un español muy cuidado de bromear sobre la devoción de que le tiene el público vienés.
Al término de la función, el político socialdemócrata aseguró que Domingo “se ha pasado más tiempo en los pasillos de esta ópera firmando autógrafos que cantando en el escenario, lo que demuestra el gran cariño que le profesa el público".
Sobre al éxito cosechado por al cantante español, Gusenbauer dijo que “Vd., como buen conocedor del fútbol, sabe lo difícil que es cautivar a un auditorio de 2.000 personas".
Ante el público congregado en la sala, el canciller le impuso a continuación la Condecoración de Plata por Méritos a la República de Austria.
En la cena posterior a la función que se le ofreció en el mismo escenario donde había cantado una hora antes, Plácido Domingo no paró de firmar dedicatorias de libros y postales, mientras que en la salida del escenario cerca de un centenar de cazadores de autógrafos seguían apostados para obtener su codiciada signatura, bien pasada la medianoche.
La velada, dedicada íntegramente al cantante, no sólo llenó por completo el aforo de la casa de la “Ringstrasse", sino que cientos de aficionados tuvieron que resignare a verle en una pantalla gigante colocada en un lateral del edificio.
El director de la Ópera, Holender, deploró que la Radio y Televisión austríaca (ORF) no transmitiera en directo ni grabara para transmitir en diferido esta función, que calificó de histórica.