VARSOVIA.- El fallecido reportero y escritor polaco Ryszard Kapuscinski "no fue colaborador del régimen comunista", dijo hoy Stefan Bratkowski, presidente honorario de la Asociación de Periodistas Polacos.
Vinculado en el pasado a la lucha por la democracia y en contra del régimen comunista, Bratkoswski aseguró que las informaciones publicadas sobre la presunta colaboración de Kapuscinki con el comunismo forman parte de la campaña de desprestigio contra grandes personalidades, por parte del actual régimen polaco.
"Para mí, el caso de Kapuscinski es una prueba de que Polonia está viviendo hoy una auténtica caza de brujas, está viviendo algo similar a la terrible vergüenza que fue para la democracia universal el McCarthysmo que conoció Estados Unidos en los años cincuenta", dijo Stefan Bratkowski.
El periodista explicó que "en los tiempos en que Ryszard comenzó su trabajo de corresponsal de la Agencia de Prensa Polaca en el extranjero, todas las personas que salían del país estaban obligadas a comprometerse a que, tras su regreso a Polonia, informarían sobre lo que vieron y oyeron en sus viajes".
Añadió que "Kapuscinski, como todos los demás, tuvo que hacerlo y lo hizo sin duda varias veces, describiendo sus viajes por países de África, Asia y América Latina, pero nunca hizo nada contra nadie, porque era un hombre de gran honestidad e integridad".
Bratkowski subrayó que Kapuscinski aprovechaba incluso sus reportajes y libros para hacer velados paralelismos y críticas del comunismo, como con su libro "El emperador", en el que describió la corte del etíope Haile Selasie de manera que todos los lectores polacos pudieron identificarla con el régimen del entonces jefe del Partido Comunista polaco, Edward Gierek.
El veterano periodista polaco comentó que Kapuscinki demostró también su talante disidente cuando se convirtió en el primer reportero en unirse en 1980 a los huelguistas del astillero Lenin de Gdansk, y "promovió la gran protesta de los periodistas polacos contra las mentiras que publicaban los medios controlados por el poder comunista, sobre lo que hacían y lo que anhelaban los obreros rebeldes".
Tras la proclamación de la ley marcial, Kapuscinski, como varios miles de periodistas polacos, se quedó sin trabajo y sin la posibilidad de publicar, recordó Bratkowski.
"Todo eso me da derecho a definir las acusaciones publicadas de que Kapuscinski fue colaborador de los servicios secretos comunistas como una gran mentira, porque no lo fue, y como una gran canallada, porque Ryszard, muerto hace apenas unos meses, no se puede defender", afirmó.
Para Bratkowski, el ataque contra el buen nombre de Kapuscinski es una operación más de los que carecen de nombre y prestigio contra las personas más dignas de Polonia."El objetivo que tienen es destruir a todos aquellos que contribuyeron a la recuperación de la democracia por Polonia, pero nunca comulgaron con las ideas de los gobernantes actuales", aseguró.