Liza Minelli ofrece una explosión de color y sonido en Arena Santiago

SANTIAGO.- Una explosión de color y sonido puso Liza Minelli ante los cuatro mil espectadores que esta anoche se esperaban en Arena Santiago. Una fiesta de música variopinta, donde el propio recinto resultó un espacio curioso, donde las lentejuelas, la comedia musical y la voz de la artista compartían con un público sentado en mesas de mantel largo, junto a otros en graderías que luchaban por obtener un café gritado por un vendedor.

Pero lo importante es Liza Minelli, una artista verdaderamente prodigiosa. Es increíble que haya sido operada de nódulos, que tenga prótesis en sus caderas y una rodilla mala como ella misma dijo, porque se mueve casi con la misma agilidad de siempre, prodigando simpatía y energía, y regalando una voz inconfundible repleta de armónicos, con un centro imbatible, pastosa y siempre dúctil.

Es cierto que el extremo agudo suena hoy algo tirante y con tendencia severa a oscilar, pero la intérprete –melancólica, divertida, loca, trágica- está más viva que nunca. Esto lo demostró desde el inicio con un "Blue Skies" pleno que hizo gritar al público desde la primera frase.

Vestida sencillamente de blanco y negro, en el cuarto tema anunció que se iba a sentar un rato sobre el escenario. "Antes me sentaba en la segunda parte, pero ahora tengo que hacerlo en la primera al menos por un ratito", explicó, para cantar inmediatamente una desconocida canción en tono lunar en la que dio lo mejor de sí para decir sencillamente que el amor y la compañía es lo único que importa en la vida.