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Academia de lenguas originarias, minorías y grupos vulnerables: los desafíos que vienen en identidad cultural

Desde París, donde participa como vicepresidenta de la primera convención sobre el tema, la ministra Paulina Urrutia explica cómo Chile enfrenta la materia, y anuncia una revisión a los criterios del Fondo del Libro.

18 de Junio de 2007 | 13:44 | Sebastián Cerda, El Mercurio Online
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Paulina Urrutia fue elegida vicepresidenta de la primera Convención para la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales.

José Alvújar, El Mercurio

SANTIAGO.- No han estado tranquilos los últimos días para la ministra de Cultura, Paulina Urrutia. Los bulliciosos reclamos de algunos escritores tras la entrega de resultados del Fondo del Libro la han tenido en las páginas de los diarios más que, por ejemplo, la reciente firma del proyecto de ley que protege los derechos de los actores de cine y televisión.


En ese escenario, la visita a Francia que en estos momentos realiza y las buena noticias que de ella ha obtenido, aparecen como un verdadero respiro. "Estoy en la primera reunión de la Convención para la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales, y para grata sorpresa de Chile fui elegida vicepresidenta de esta reunión", dice al teléfono desde París, en contacto con Emol.


La cita tiene por objetivo abordar los temas relativos a la protección y difusión de la identidad cultural de pueblos y regiones, en un escenario de globalización que, para muchos, la amenaza.


-¿Qué importancia tiene para Chile participar de una instancia como ésta?
-Es clave. Por primera vez tenemos a nivel de derecho internacional una plataforma que reconoce nuestra soberanía y autonomía para tener políticas públicas de fomento y protección a nuestras industrias culturales. De esta convención esperamos instrumentos de intercambio entre los países, con el mismo estatus jurídico que tiene el intercambio comercial. Esta convención inspiró las reservas en materia cultural presentes en los tratados de libre comercio.


-En esta convención podrían acordarse nuevas cláusulas de protección a la identidad cultural en este tipo de acuerdos, ¿ello podría aplicarse a los TLC ya suscritos?
-La mayoría de nuestros tratados tienen reservas, lo que nos permite hoy tener un apoyo a nivel mundial para preservarlas. Es decir, cuando venga el vencimiento de éstas, las podremos revisar y mantenerlas en el tiempo.


-¿Qué radiografía haría usted de la situación actual de protección y difusión a nuestra identidad cultural?
-Hay un reconocimiento al rol del Estado en el desarrollo de la cultura y las artes en nuestro país. Sin él no estaríamos viendo los grandes avances en materia de calidad y cantidad de producción cultural y artística. Los esfuerzos que tenemos de cara a contar con una nueva institucionalidad patrimonial reafirman las políticas en esta materia. No sólo en la preservación, sino también en promoción, difusión e inserción de nuestra producción en distintos mercados.


-¿Hay otras iniciativas que puedan agregarse a futuro, a partir de la participación en esta Convención?
-Sin lugar a dudas. Esperamos contar a futuro con acciones abocadas, por ejemplo, al rescate y preservación de las lenguas de nuestros pueblos originarios. Tener una academia en torno a éstas forma parte de nuestra tarea. También una acción con minorías sexuales, personas con enfermedades mentales, grupos que forman parte de nuestra cultura y que están marginados en sus posibilidades de expresión. Además pondremos especial énfasis en los grupos vulnerables económicamente, geográficamente y etáreamente, como la tercera edad. A futuro, podríamos tener acciones orientadas a estos grupos, que nos permitieran hacerlos partícipes de la vida cultural del país.

La divulgación de la lista de premiados por el Fondo Nacional del Libro trajo más reclamos de los esperados por parte de algunos escritores, que hasta hoy perduran. Los autores reclaman que trabajos evaluados con el puntaje requerido fueron rechazados, una distribución entre Santiago y regiones que podría dejar en segundo plano a la calidad, y que en el jurado hay personas con intereses en algunos proyectos en concurso.

Paulina Urrutia ha sido insistente en señalar que todo ha estado de acuerdo con la ley, que el procedimiento ha sido transparente y que los escritores están en su derecho de reclamar, así como de recibir una respuesta a sus reclamos en los plazos correspondientes.

-¿Este caso deja algunas lecciones para el futuro, por ejemplo en los criterios de asignación de puntajes o de conformación del jurado?
-Ésa es una tarea permanente del Consejo de Cultura y hay, desde el levantamiento de la política del libro, la necesidad de revisar esa ley, que es una de las más antiguas. El Consejo del Arte y la Industria Audiovisual o el Consejo de la Música, tienen otro tipo de procedimientos y de constitución, y lo que estamos estudiando es una reforma que permita modernizar y actualizar la ley del libro.

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