SANTIAGO.- Durante años fueron como un todo indivisible. Si uno tenía cara y voz era en gran medida gracias al otro. Denisse Malebrán: La cantante de Saiko; Saiko: El grupo de Denisse Malebrán.
Sin embargo, esa historia se acabó en abril de este año, y ahora ambos vagones corren por carriles definitivamente distintos, pese a que hayan firmado el finiquito con un vago "nadie sabe qué va a ocurrir".
Y mientras la banda prepara el debut con su nueva cantante, Malebrán ya es, oficialmente, una solista. El hito que la inscribe en esa condición no es la declaración de intenciones sobre emprender otro rumbo en solitario, posterior a su alejamiento del grupo. Su nuevo estatus quedó marcado en las últimas semanas, cuando en silencio comenzó a presentarse amparada en su nombre y apellido, guitarra en mano.
Así apareció en su propio cumpleaños, el pasado 1 de junio en un club de Bellavista, cuando cantó algunos temas en compañía de otros dos guitarristas, estrenando el formato acústico que la acompaña en estos días, pero que abandonará una vez que su disco Maleza esté en tiendas.
Para eso hay que seguir afinando algunos detalles, partiendo por terminar con una grabación que finalmente se realizará en Chile y no en Argentina, en parte porque "el verdadero concepto del disco, el manejo, quiero tenerlo totalmente yo", cuenta.
Ese concepto implica una ruptura absoluta con el estilo, look y sello sonoro de su antigua banda, de la que sólo conservará algunas canciones, adaptadas a su nueva etapa. "Maleza habla en un lenguaje distinto del que hablaba anteriormente, no tiene la pomposidad ni la elegancia de Saiko, toda la maquinaria que tenía por detrás. Es una diferencia total respecto de ese mundo, del que no reniego, pero antes de hacer cosas tan elaboradas, prefiero apelar a las ideas propias, al origen de todo. Maleza habla de eso: de mi origen, de mi historia, que es humilde, de usar los pocos recursos técnicos-musicales que tengo en la ejecución de mi música", describe.
-¿Hay algo del ya extendido rescate del cantautor, de desligarse de añadidos para volver a la guitarra sola?
-Sí, apunta a un sonido más acústico, pero no folk. Lo mío es rock: batería, bajo y guitarra, con temas bien power que siguen una línea más rockera que la de Saiko, pero también doy con una balada más andrógina. Es la influencia de lo que he escuchado y de lo que sé hacer. No hay máquinas en el disco.
-Saiko te dio mucha llegada en un nicho particular, más ligado al dark, ¿te preocupa mantenerlo?
-Creo que uno no se tiene que preocupar, sino hacer lo que sabe, pero aun así creo que ese nicho pertenece más a Saiko. En mi nueva puesta en escena, mi nueva imagen, hay un cambio bien radical. Mi despedida de Saiko fue el final de una serie de personajes que construí yo misma, con mucho maquillaje, ropa apretada, mucha piel. Pero no es que esté renegando de lo que he hecho, uno pasa por etapas distintas y a los 31 años me siento más cómoda tocando como lo estoy haciendo. De ese nicho más dark, más under, yo partí al momento en que me fui de Saiko. Fue una ambición el querer estar cerca de más gente y tener la libertad de hacer la música que me plazca y para quien le guste.
-¿Este giro tiene que ver sólo con una inquietud personal y musical o también con el tipo de público al que quieres llegar? Tus participaciones en televisión o en la campaña de la Teletón te han hecho conocida en públicos más amplios, incluso las dueñas de casa.
-Apunta a eso, pero no es que quiera que mi música le guste a todo el mundo. No quiero hacer las pases con Dios y con el diablo. Voy a seguir haciendo rock, que no es lo más popular en Chile. Creo que me veré beneficiada en cuanto a que si es más simple mi música, más gente podrá entenderla. Pero no quiero que todas las dueñas de casa sean mi público. Lo que más se queda en el inconciente colectivo es el "te amo, te quiero", y yo nunca he tocado esas temáticas. Maleza tiene contingencia, mensaje social, historia, que no necesariamente tiene por qué compartirla todo el mundo.
-¿Cómo sigue el proceso de Maleza, en qué etapa se encuentra?
-Termino de grabar en dos semanas más y a las tiendas debiera llegar en agosto. El primer single, "A veces tú", sale esta semana a las radios. Está listo hace días, pero he tenido la fabulosa oferta de que me hayan llegado distintas mezclas del tema: una de (Cristián) Heyne, otra de Daniel (Guerrero, productor del disco), otra del Rigo (Tronic), otra más estándar. Entonces las puse todas en un disco y que cada radio toque la que quiera. En vivo estoy tocando en lugares pequeños, donde repaso parte de lo que hacía en Saiko en versiones distintas y mis temas. Cuando el disco salga empezaré a tocar en lugares más grandes, con sets eléctricos más fuertes.
-¿Las canciones de Saiko formarán parte de tu repertorio habitual?
-Por supuesto, los temas son míos, las historias son mías y lo serán siempre, independiente de que uno envejezca y pueda contarlas de distintas formas, pero no dejaré de tocar temas que para mí son importantes, que me dieron la oportunidad de que la gente me conociera, que supiera cómo escribo, cómo canto.
Dijeron que la historia entraba en un paréntesis, con un último capítulo que aún debía escribirse. Si ese capítulo dirá que hubo un regreso o que nunca más volvieron a verse, quién sabe. Lo que sí es concreto es que la palabra "fin" no estuvo en el vocabulario de Saiko en las horas previas al 28 de abril, cuando la banda se despidió ante un Teatro Teletón repleto de fans, que vio como los caminos de Javier Torres y Luciano Rojas tomaban un rumbo, mientras los de Denisse Malebrán seguían otros.
-¿Cómo recuerdas esa última noche con Saiko?
-Muy emotiva, muy fuerte, de muchas energías mezcladas, de recordar, de sentir que era la última vez que me subía al escenario con mis compañeros. Son pocas las veces en que uno planifica todo, y esa vez lo anunciamos con cuatro meses de anticipación, todos lo sabían. Fue un buen cierre de etapa. Con un teatro lleno, más de dos mil personas. Me voy a llevar ese recuerdo a la tumba. Ese público me acompañó hasta las últimas.
-¿Extrañas el trabajo con una banda?
-Sí, es todo distinto, es como derribar una casa y construir una nueva. Partir de cero, aprender todo de nuevo. Hay mañas, costumbres, se me olvida que no tengo todos los asistentes que tenía antes, o los presupuestos. Pero ya en Saiko tuve la experiencia de estar un mes en Los Angeles grabando con Capitol Records y después hacer un disco como Las Horas (2004, La Oreja). Me he acostumbrado a los giros. Ahora estoy trabajando con mi gente: mis amigos, mi novio, mi primer marido. No existen los intermediarios.
-Saiko empieza una nueva etapa con Marcela Thais, ¿la conoces?
-No, no la conozco.
-¿Y tienes alguna expectativa sobre esta nueva etapa del grupo?
-Es que, más que hablar, uno tiene que mostrar resultados. En ese sentido, mi apuesta va a estar graficada en Maleza, y la de Saiko 2.0, como le pusieron, está ligada a este nuevo proceso, y yo no tengo que opinar nada. Es su camino y el mío es otro.
-¿Cómo evalúas tu paso por "Cantando por un sueño"?
-Súper bien. Nunca había hecho clases, me parecía muy entretenido enseñarle a alguien algo que nadie me enseñó. Fue extraño, yo soy medio enemiga de la escuela frente a la creatividad. A mí estos músicos de conservatorio siempre me huelen más a ejecución que sentimiento. Pero lo pasé bien, fue una experiencia bonita.
-¿Es la forma de continuar en TV que más te acomodaba? Porque habías desarrollado antes facetas más participativas y opinantes.
-Pero he tenido la oportunidad de desarrollar tantas facetas que sería una mal agradecida de quejarme, porque son cosas que nunca he buscado. De hecho, nunca busqué trabajar en televisión. Lo mío es y va a ser siempre la música. Yo tuve una propuesta muy ambiciosa de Canal 13 para animar el matinal. Hay una lista enorme de personas que se hubieran cortado las venas por estar en mi lugar y tuve el coraje de decir que no, con un sueldo que me habría permitido no estar chaucha por chaucha, o haciendo malabares para salir de gira. Es un camino que a mucha gente le encanta y los respeto, pero a mí no me llama la atención.
-¿Dijiste que no sólo por eso o también para dedicarte a tu disco?
-Creo que era un mal momento para mí. No era el tiempo de tomar decisiones tan fuertes como ésa y creo que, de alguna forma, lo aborté. Estaba en medio de una tormenta, me estaba yendo del grupo, y mezclarlo era para que todos creyeran que me las daba de nueva rica, que agarré papa con el cuento y me volví loca. Y no. Intuitivamente sabía que no estaba preparada.
-¿Y manejas otras ofertas?
-Tengo dos porpuestas. Una es de Chilevisión, que ha estado hace rato tentándome con un formato. Es algo parecido a lo que hice en "Duro de domar", que me encantó, y en el que también tiene que ver Marco Silva. Además hay una de otro canal, en la que tendría una participación dentro de un programa. Pero no le he tomado el peso suficiente como para decir sí o no.