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29 de Junio de 2007 | 00:00 |
No tocaba desde el año pasado y no edita un disco con su nombre y apellido desde 1997. A ambas cosas se propuso volver este año y, anoche en el Centro Arte Alameda, el ex líder de Electrodomésticos demostró que tiene fieles que esperan con ansias que lo haga.

Sebastián Cerda

Hace cerca de un año que no tocaba en vivo y después de diez volverá a editar un álbum con su nombre y apellido. Tal vez ésas hayan sido razones más que suficientes para aparecerse ayer por el Centro Arte Alameda, donde Carlos Cabezas ofició como anfitrión de una nueva jornada de celebraciones por el aniversario número 15 de ese recinto.

El ex Electrodomésticos apareció sobre el escenario de la sala principal (digamos, el cine) cerca de las once de la noche, por primera vez en varias temporadas amparado en un cuarteto y no en una banda de cinco músicos. En tiempos de Electrodomésticos 2.0, Cuti Aste y Gabriel Vigliensoni se paraban tras los teclados; el año pasado, en tanto, las guitarras colgaban del cuello del mismo Cabezas y también de Pedro Frugone.

Esta vez ni Vigliensoni ni Frugone estaban en la banda, lo que en algunos pasajes redundó en un fondo sonoro algo desprovisto de la profundidad de esas ocasiones anteriores. Sin embargo, Cabezas sabe suplirlo, en una labor que recae en su propia guitarra pero, sobre todo, en lo que puede hacer Cuti Aste, que además de aportar con las sagradas atmósferas de sus teclados, es un auténtico hombre orquesta, un verdadero obrero de la causa, capaz de tocar un instrumento con cada articulación que tenga desocupada.

También primordiales en esa labor son, como siempre, los juegos de voces de que tanto gusta Cabezas, en su mayoría realizados entre él y Aste. Ya sea cantando los mismos versos en distintos tonos, o con el acompañamiento monocorde del tecladista, como en "Sólo una vez", de la segunda fase electrodoméstica.

Las sorpresas corrieron por cuenta de adelantos como "Alunizando", un rock con el sello de Cabezas: baterías marcadas, guitarras que estallan en el clímax y voces que se entrelazan.

La segunda sorpresa, en tanto, la entregó una prolongada sesión electroacústica, junto al tecladista Camilo Salinas y al percusionista Danilo Donoso. Una idea que de solo escucharla puede sonar disparatada, en alguien que ha desarrollado una obra esencialmente eléctrica.

Precisamente esa falta de voltaje redundó en tintes algo descremados para temas como "Pez" o "Amor del cielo", pero dotaron de aires más tabernarios al flamante bolero "Por última vez" o al pequeño clásico "Has sabido sufrir".

Fue precisamente ese tema el que comenzó a levantar a los asistentes, pero también a las pasiones, algo coronado con una insólita y protagónica pelea a golpes entre dos espectadores, que se esmeraron en descargar su rabia contra el otro mientras la banda seguía tocando. Cabezas, con humor, los llamó a la calma tras terminar su pieza.

La pelea cesó, pero la energía no, y se mantuvo arriba con "La Fortuna", "En tu mirar", "Bailando en silencio" y el bis con "El frío misterio". Una dosis completa que para el público no fue suficiente, por lo que sin moverse de su asiento obligó a Cabezas a salir nuevamente a escena, quien optó por repetir "Has sabido sufrir", esta vez con una voluntaria haciendo lo posible por suplir al ya retirado percusionista.

Sólo entonces el hambre se dio por saciada para un público que, de todos modos, demostró estar con el apetito abierto en espera de los siguientes pasos del músico. A veces lentos, pero casi siempre muy seguros.
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