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Vinculado a la escena experimental y ruidosa activa hoy en Chile, este grupo ya tiene un disco editado por un sello en EE.UU. y, en Santiago, este fin de semana tocan en el festival Sinquicio. O sea, sin límite. Un Festín Sagital, literalmente, saca de quicio. "Los que realmente matan la música son los que la comercializan", dicen.
David Ponce
En todas direcciones: Un Festín Sagital toca este sábado 30 de junio a las 17 horas en el festival Sinquicio, en Concha y Toro 32, Santiago (fotos: Templo Sagital). |
Se llamaba
Fórmula Básica en Imagen y Audio, pero ha quedado más patente la sigla:
Fobia (2006) es una compilación que el año pasado surgió de un circuito experimental de músicos chilenos y que hoy se oye como primer registro de ese ruido. Ruido es literal: muchos de esos nombres, como ColectivoNO, Come Perro Fuma Gato, Asa de Lippes, Namm, Coleóptero, Leonardo Ahumada, Maje Fotvm o Proxeneta, suelen usar instrumentos, máquinas o circuitos eléctricos intervenidos como fuentes diversas de ruido.
Sólo uno estaba a una distancia aparente de los demás. Era Un Festín Sagital, el grupo que puso en ese compilado una canción de su primer disco, "Payasos de funeral", como la única opción, aunque igual de experimental, de escuchar guitarra, violín, armonía y melodía. Un año después la escena ha avanzado. Este sábado 30 de junio el grupo actuará en Sinquicio, festival que reunirá en Santiago a Algotra, Thanatoloop, Elefante y Gonorrea, Pintocabezas y los propios Leonardo Ahumada y Asa de Lippes en una mezcla aun mayor de acústica, ruido, electrónica, folclor o pop. Si hay folclor, es folclor delirante, según el cartel del festival. Y si hay pop, es pop genital.
"Yo no me abandero por ciertos estilos ni modos de hacer música", dice el guitarrista y tecladista Michel Leroy, que es junto al violinista Paulo Rojas, ambos hijos de la ciudad de Talca, uno de los fundadores de Un Festín Sagital. "Eso podría ser una buena cosa que pase más seguido. Hay conciertos de punk, de hip-hop, de reggae; nunca hay conciertos de música no más", agrega. De ahí el nombre del festival, explica Leroy, y el diccionario lo corrobora: quicio es el nombre del marco de una puerta o ventana, y sacar de quicio es poner algo fuera de su orden, curso o estado regular. "Por eso se llama Sinquicio. No tiene límites. Es música".
Fobia y afinidades: un festín de direcciones
–¿Cuando salió Fobia sentían que la de ustedes era una música distinta dentro del disco?
"Fue importante ese compilado porque mucha gente, proyectos y bandas que estaban sueltas por todos lados, sin estilo ni nada, que no tienen estilo y nunca lo van a tener, al estar ahí pasan a ser parte de algo y no están tan aislados unos de otros", dice Paulo Rojas. "Por ejemplo Asa de Lippes con Un Festín Sagital aparentemente difieren en lo musical, pero en la onda hay algo".
"A mí me gustaba. Por ejemplo de Asa de Lippes tengo todos los discos", coincide Leroy. Y los propios discos de Un Festín Sagital son una muestra más amplia de sus posibilidades. El grupo se formó en 2002, editó
Pharmakon (2004) y
Esternocleidomastleoideo (2004) casi al mismo tiempo, y
Epitafio a la permanencia (2006) fue publicado por el sello estadounidense Beta-lactam Ring Records, que tiene en catálogo a grupos de música experimental y vanguardia como los ingleses Nurse With Wound, The Legendary Pink Dots o Eyeless in Gaza y los estadounidenses Vulcano The Bear. Un contrato por tres discos une a Un Festín Sagital con esa etiqueta.
"Qué bueno que existan sellos afuera. Porque aquí no nos pesca nadie", comenta Paulo Rojas, cuyo grupo tiene afinidad no sólo con los mencionados compañeros de sello, sino con rockeros psicodélicos y/o progresivos como Pink Floyd o Genesis, las bandas de rock progresivo alemán o
krautrock Can y Faust, músicos del movimiento europeo de Rock in Opposition (RIO) como los belgas Univers Zero y los franceses Art Zoyd, equivalentes chilenos como Akinetón Retard o nombres fundamentales como Violeta Parra, rockeros satánicos como Morbid Angel o Voivod o metaleros como Judas Priest y King Crimson, bandas experimentales como Einstürzende Neubauten, grupos dark como The Cure y Joy Division, jazzistas como John Coltrane o Sun Ra y compositores contemporáneos como Arvö Part, Philip Glass y Steve Reich.
"Un Festín Sagital es un festín de ságitas", explica Leroy, y esta vez el diccionario latín-español lo corrobora:
sagitae en latín indica flecha. "Un festín de direcciones. Ésa es la idea".
Los que realmente matan la música
Los cambios de músicos del grupo también han determinado los discos.
Pharmakon fue grabado por Leroy y Rojas junto a Carlos Pérez (guitarra), Sr. Otro (cello y bajo) y Minker Moreno (guitarra y percusión). En
Epitafio a la permanencia (2006) los tres últimos dejaron espacio a Pablo Martínez (guitarra), Gonzalo Díaz (percusión) y Marcelo Gutiérrez (teclados, guitarra, percusión y voz), quien luego se alejó, y los últimos en sumarse han sido Álvaro y Fernando Pinto.
"Nunca un disco ha sido como el otro", dice Leroy. "Festín tiene rollo con la armonía, pero hay elementos ruidistas. Yo he escuchado que entre los ruidistas se definen como anti-música, pero toda la actitud que rodea esto es musical. Es como (una cita del compositor alemán Karlheinz) Stockhausen: dice que todo lo que vibra es música. Que la vida es música".
"O sea, los colores son música", concluye Rojas. "Igual nos planteamos contra la música como estructura, como el orden", precisa el guitarrista. "Uno de los músicos de Faust decía que lo que hacen ellos no se rige a partir de estructuras. Que la gracia de su música no está en la estructura, sino en las texturas. En las dinámicas, en no forzar sobremanera las cosas porque eso implicaría caer en una especie de insensibilidad que es poco saludable".
–"El único problema con los sonidos es la música" es una frase de John Cage que ustedes subieron a su fotolog. ¿Es lo mismo, importa más el sonido que la música?
"Es una palabra que apunta a más que una mera palabra. De hecho siempre se entiende que música deriva de las musas. Cuando hablas de música no dices todo lo que significa escuchar música. Es una cosa mucho más compleja, no puedes reducirla a una palabra. Es bastante inasible. Puedes decir cosas de ellas, pero no puedes terminar de explicarla".
–¿Más allá de las posturas drásticas igual hay una afinidad entre ustedes y los músicos que hacen ruido?
"Sí. ColectivoNO, ojO, me encanta la postura que tienen. Ni siquiera es que diga ‘por fin estamos haciendo
noise (ruido) aquí en Chile’: yo escucho harta música, de hartos países, entonces puedo decir con propiedad que no es que por fin haya llegado algo de afuera, sino que es algo que está pasando acá, que es justamente la onda de los ColectivoNO de no transar con la comercialización de la música, que al final es una instrumentalización, y con eso estás limitando la música, que no tiene límites. Y la estás matando. O sea, los que realmente matan la música son los que la comercializan".
Efectos de un arreglo vocal
Previo al festín sagital, Rojas y Leroy compartieron grupos como La Orquesta Solar en su natal Talca. "Y antes yo tocaba en otro grupo, Poema Arcanvs", recuerda el guitarrista.
–¿El grupo metalero?
"Claro. Era tecladista de Poema Arcanvs. Y yo encontraba que era una pana el nombre que tenía. Porque si te pones Poema Arcanvs no puedes terminar tocando algo medio onda disco. Entonces decidí que en el próximo grupo elegiría el nombre más abierto que hubiera. Y ahí elegí Un Festín Sagital. Con eso se me vienen hartas cosas a la cabeza, y para el nuevo disco hay hasta un tema con una onda medio funk".
"Hay una a la que llamamos la cumbia, también", sonríe Rojas.
"Pero también hay partes que hasta suenan como ojO. Me gusta llegar a eso", complementa el guitarrista. "Lo bueno es que hay comunicación entre los grupos", coincide el violinista. "Por ejemplo, Solteronas en Escabeche vienen a pedir la guitarra para grabar su disco, y así también nos vamos ayudando. La única forma de hacer esto es con la cuestión independiente. Todos los grupos están haciendo sus discos en sus casas. Los Trukeros (grupo de cueca brava), que son una cuestión nada que ver pero igual tenemos harta comunicación con ellos, tenían ofrecimientos de grabar su disco con unos sellos. Al final me llamaron a mí para grabarlo".
–¿Son diferencias de lenguaje, pero más allá hay una postura en común?
"Claro", dice Leroy. "Es si lo haces porque te gusta, porque amas la música, o porque la estás utilizando para algo de ego, de ganar plata. Eso se nota".
–"No hay coristas", una canción de su último disco, hasta tiene un arreglo vocal.
"Justamente ése es uno de los temas que generan polémica para los ruidistas", dice Rojas. "Más de alguna vez me han molestado, ‘ay, ahí vienen los coristas’. Lo encuentran mamá. Como que cuando hay armonía, ‘ah, esa música es mamilona’. Pero a mí me gusta que se genere eso. Que se genere atado".
El Día del Niño, de la Diputada y del Senador
–¿Al final qué es mejor, chocar o agradar con la música?
"Entre que no pase nada y chocar, yo creo que chocar es mucho mejor", elige Leroy. "También me siento bien cuando lo encuentran muy denso, o muy raro. Agradar a muchos tampoco… Está el síndrome de Kurt Cobain, cuando estaba tocando y se sentía asqueado tocando mientras los demás estaban ahí celebrando".
"Como lo que le pasó al Flor (Motuda) el 78, cuando ganó la OTI", compara Rojas. "La gente lo pifiaba. No sé, Raúl Matas tratando… ‘pero, por favor, si ha estudiado música en el Conservatorio’, prestándole ropa".
–Ahí es mejor chocar.
"En la OTI si no choco me sentiría culpable", dice Leroy. "Como en el Día del Niño", menciona Rojas.
–¿Tocaron para el Día del Niño?
"Sí. Ahí vimos el fascismo de la izquierda", recuerda el guitarrista. "Nos censuraron los diputados progresistas del PPD".
–¿Hicieron una tocata para el PPD?
"Íbamos a tocar (en un acto en la avenida Rondizzoni en la capital). Llevamos todos los instrumentos, hicimos la media parafernalia, nos dejaron tocar tres temas y nos cortaron. Porque no les pareció que fuéramos para tocar en el Día del Niño".
–¿Y los cortaron?
"Claro: la (diputada) Carolina Tohá y (el senador Guido) Girardi".
–Pero que le hubiera gustado a Girardi habría sido peor, ¿o no?
"Yo lo sentí por los niños, que había un par de cabros chicos alucinados escuchando", dice Leroy. "Vacilando ahí", agrega Rojas. "No se hicieron atado".
El catálogo del Templo Sagital
–¿Qué planes tienen para después de "Epitafio a la permanencia"?
"A fines de año hay que terminar el disco nuevo", anuncia el guitarrista. "Va bien encaminado, deambula entre la electrónica y el sonido acústico, entre el ruidismo y la armonía. Las interpretaciones, las voces, las guitarras, las percusiones, van a ir casi sin efectos. Un sonido casi natural. Que se contraponga lo electrónico con lo acústico".
Al mismo tiempo varios integrantes de Un Festín Sagital hacen su propia música bajo otros nombres, como Thanatoloop (Michel Leroy), Sagitaria (Gonzalo Díaz con Jennifer Concha), Hemodiálisis y Clepsidra (ambos de Paulo Rojas), y la mayoría está agrupado bajo El Tempo Sagital, un colectivo que además ha lanzado discos de Pétalo Bisturí (
Afirmación de los delicados filos de la existencia, 2006), Thanatoloop (
Música a la muerte infinita, 2006) y Sagitaria (
Sombra e imagen del mundo, 2006).
–¿Es una casualidad que varios integrantes del grupo sean de Talca?
"Estamos haciendo música en la ciudad, pero igual el hecho de que seamos de provincia puede marcar algo", dice Leroy, que comparte además esa ciudadanía con Gonzalo Díaz.
–¿Tu abuela no era una cantora campesina?
"Mi abuela, mi abuelo, mi bisabuelo, todos son músicos", precisa Paulo Rojas. "La guitarra traspuesta, la chingana, cuando todavía no llegaba ni la cueca al campo ellos ya tocaban tonadas y cosas por el estilo. Mi abuela falleció el año pasado a los ciento ocho años. Y ella me decía que había empezado a los quince años a cantar".
–O sea como en el año trece.
"En el año trece ya estaba cantando. Pero en la casa. Porque una cantora natural se supone que no se sube a un escenario. Si hasta toqué con ella varias veces".
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