Transformers se estacionan hoy en las salas locales

SANTIAGO.- Cuenta Steven Spielberg que durante años compró los cómics y los juguetes de los Transformers, pero no necesariamente para sus hijos. "Hablo de leer los cómics y comprar los juguetes para mí. Jugaba con ellos en casa con mis hijos, pero yo era el que me entusiasmaba más".

El sueño de Spielberg de ver convertida en una "película de verano" la serie de juguetes, que tuvieron una exitosa serie animada en televisión entre 1984 y 1987 que luego derivó en otras continuaciones, finalmente se ve cumplido con la cinta dirigida por Michael Bay que llega hoy a Chile.

Bay, veterano de cintas de acción plagadas de efectos especiales como "Pearl Harbor" (2001) y "Armageddon" (1998), aceptó con cierta renuencia el proyecto, pero luego se convenció tras visitar las oficinas de la compañía Hasbro, creadora de la línea de juguetes.

La premisa de la película mantiene los rasgos de la serie televisiva original, pero le añade muchos más personajes humanos. Entre ellos Sam Witwicky, encarnado por el actor de meteórico ascenso Shia LaBeouf (próximamente en "Indiana Jones IV"), un joven que afronta los típicos problemas de su edad: los estudios, padres protectores y por supuesto la necesidad de encantar a la chica de sus sueños (Megan Fox). Y para eso necesita un auto.

El destino lleva a Witwicky a una tienda de vehículos usados donde queda encandilado con un viejo Camaro con unos cuantos kilómetros de más. Lo que el joven no sabe es que no se trata de un auto común, sino que es Bumblebee, un robot extraterrestre perteneciente al grupo de los Autobots, que llegan a la tierra para evitar la extinción humana a mano de los Decepticons, liderados por Megatron. Y es Witwicky quien tiene la clave para evitar la catástrofe.

De paso por el garage

Una de las grandes diferencias de la película con respecto al pasado de la saga, es la modernización de los diseños realizados para los robots y los vehículos en los que se convierten. Los guionistas se dieron ciertas licencias, en especial en el caso de Bumblebee, quien no se transforma en un Volkswagen, sino en un deportivo Camaro.

Bay añade una cifra impresionante: si el Optimus Prime de antaño se transformaba de forma simple, en la película tiene 10.108 partes que hacen mucho más difícil visualmente su proceso de cambio de modo.

La complejidad de los diseños llevó al equipo realizador a producir algunas de las secuencias de efectos digitales más avanzadas que se hayan realizado. Un sólo cuadro de la película llegó a tardar 31 horas en renderearse. Sin duda que los efectos especiales se transforman en los grandes protagonistas de la cinta, con secuencias alucinantes y que definitivamente elevan la vara de lo que es habitual en Hollywood.

Bay, como es habitual en sus películas, también añade importantes cuotas de humor que hacen un poco más "pasajera" la idea de una catástrofe mundial. Gran parte lo aportan Bernie Mac, como un vendedor de autos, y John Turturro, integrante de una agencia de inteligencia tan secreta que nadie dice conocer.

El director además deja todo el peso "político" de la película en los hombros del secretario de Defensa, interpretado por Jon Voight. En todo el largometraje -como es poco habitual en este tipo de cintas apocalípticas- sólo se ven (literalmente) los calcetines del Presidente de Estados Unidos. ¿Una crítica encubierta?

La cinta no busca para nada ser verosímil, se trata de una historia llena de sinsentidos y ripios, pero que a final de cuentas no se terminan cuestionando ante la honestidad de la película en sus principios y objetivos de entretención.