MADRID.- El tenor español Plácido Domingo, que mañana ofrecerá un concierto en Madrid con la soprano puertorriqueña Ana María Martínez, es muy optimista con la situación actual de la ópera y afirma que este género “vive con mayor fuerza que nunca".
"Cada día se abren más teatros, hay más innovación, surgen más cantantes y más gente interesada en dirigir. Es un momento feliz", dice Domingo en la víspera de dejar el foso del Teatro Real y encontrarse con el público de su ciudad natal, que podrá seguir el concierto a través de una pantalla gigante en la plaza de Oriente.
Domingo habla con EFE en un hotel madrileño, al que llega solo -es raro ver a alguien de su categoría y carisma sin gente alrededor-, en una calurosa tarde, en la que explica sus proyectos y opina del mundo de la música ante un café y una botella de agua.
Adelanta que para el concierto de mañana -con el que Ana María Martínez se presenta en el Teatro Real- se ha escogido una mezcla de ópera y zarzuela, con piezas de Verdi, Wagner, Haendel, Chapí o Sorozábal.
"Después, de regalo, habrá algo de opereta y alguna canción", promete.
El concierto es un alto en el camino de las funciones de “Madama Butterfly", una producción con la que ha debutado como director de orquesta en el coliseo madrileño y con la que recibió un verdadero baño de multitudes el pasado sábado en la plaza de Oriente, cuando miles de personas siguieron en falso directo la representación.
"Es maravilloso", comenta el tenor, quien reconoce que cuando sale a saludar a la terraza del coliseo, piensa: “Estamos al gran nivel musical europeo".
Domingo hace funciones en la calle desde hace 15 años en otros teatros como el Covent Garden de Londres y en Múnich, donde hubo, en la última ocasión, 16.000 personas siguiendo el espectáculo.
Con 124 roles principales en su haber -más que ningún otro tenor-, Plácido Domingo compagina sus actuaciones -como cantante y como director de orquesta, una faceta que se ha incrementado en los últimos años- con la dirección de las óperas de Los Ángeles y Washington, además de su conocida pasión por el fútbol.
"La política y el fútbol son las dos cosas en las que el español se apasiona más", dice.
Parece que nunca cede al desaliento y no pierde su energía vital, pues, de hecho, afirma: “en mi vida no hay rutina ni aburrimiento, hay entusiasmo y pasión. Todo lo que tengo que hacer, lo tomo y lo acepto con esa actitud".
Es una vida dedicada a la música, con la “suerte” de que toda su familia lo siente igual.
"Somos cómplices. Mi mujer tuvo la inteligencia de saber cómo hacerlo y siempre estamos juntos...” concluye con satisfacción, mientras atisba con la mirada la llegada de su nieto.
En los próximos años, espera pasar estancias más largas en la ciudad donde nació -"voy a tener bastante conexión con el teatro de Madrid"- y poder pasar en la capital española “al menos un mes o mes y medio” al cabo del año.
Sobre el panorama musical en España, hace extensivo su optimismo sobre la ópera, pero considera que hay varios aspectos en los que hay que trabajar con fuerza: la preparación de los cantantes y la divulgación de la obra de los autores españoles.
"Una de las cosas en la que hay que trabajar con fuerza es preparar bien a los cantantes para que, habiendo tantos teatros de ópera y zarzuela en España, puedan empezar una carrera sin tener que penar...", opina el tenor, quien cree que “tenemos que estar bien organizados” en cuestión de maestros y profesores, porque, “surgen muchas voces, pero hace falta mucha preparación".
Por eso, se muestra ilusionado con el aula de perfeccionamiento Plácido Domingo del Palau de la Música de Valencia, un proyecto para promocionar a nuevos valores en ópera y zarzuela.
"Lo veo sumamente importante, y lo deberíamos tener en todas las ciudades con teatro", señala.
Asimismo, subraya la necesidad de difundir la música española y recuerda que ahora se van a cumplir los aniversarios de autores como Ruperto Chapí o Pablo Sarasate “tendríamos que divulgar la música de estos genios".