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Hits que han hecho bailar a los chilenos: De la Lambada al "Baile del Koala"

El último éxito es de Rocío Marengo, con una extraña performance que consiste en colgarse de la gente como un tierno animal australiano. Pero ésta es sólo la última expresión de la infaltable canción de moda, que de la mano de una pegajosa coreografía ha contagiado a los chilenos desde fines de los '80.

24 de Julio de 2007 | 14:10 | Natacha Ramírez, El Mercurio Online

Slideshow: Bailables de ayer y hoy


SANTIAGO.- Desde "Cocodrilo Dandy" que un animal australiano no captaba tanto la atención de la audiencia. Hasta que hace un par de semanas el people mater reventó con una exótica performance llamada "El Baile del Koala" , que de no ser porque implicaba a Rocío Marengo colgando de Luis Jara, bien podría pasar por una cruzada de Greenpeace contra la extinción de la trepadora especie.


Desde luego, todo apunta a que éste será el nuevo "baile de moda", a menos que pase algo grave como que la sociedad protectora de Koalas se querelle por usurpación de identidad, pero lo cierto es que ésta es sólo la última expresión de una seguidilla de ritmos pegajosos, que se inició a fines de los '80 con la, en ese tiempo, 'subida de tono' Lambada.


Como buen presagio de lo que vendría, éste era un baile brasileño, que se ganó además el comercial apelativo de "baile prohibido", el cual consistía en que una pareja movía las caderas al ritmo de "llorando se fue quien un día me hizo llorar...". Todo un poema si se la compara con una de sus sucesoras: "Dale con el látigo, dale con el látigo...".


Pero éste era sólo el comienzo. Después de la lambada, y siguiendo con los animales, vino un baile más tropical, faldita corta y cantante con bigote incluido, denominado "Sopa de Caracol" (Banda Blanca). Éste consistía en que una niña agitaba su mini falda tipo acordeón y sus manos circularmente mientras se escuchaba de fondo algo parecido a "Guataneguiconsu Yupi pa' ti Yupi pa' mí…", que más se parecía a un jingle de un jugo o de una sopa de sobre.


Luego cabe mencionar un fallido intento de Don Francisco por introducir un ritmo llamado "Pachi pachi", que de no ser por las exiguas prendas utilizadas hubiera parecido una prolongación de otras pegajosas melodías como "Otto Kraus, Otto Kraus, Otto Kraus…".


Del perrito al perreo


Pero un nuevo baile de moda vuelve a agitar los corazones, los pies y las "pompas" del público: El "Baile del Perrito" (Wilfrido Vargas). Tal fue su éxito, que hasta el propio Epidemia de "Cachureos" contagió a los más pequeños cantando: "Que lo baile de lao, que lo baile agachao, que lo baile enojao…", es decir de todas las formas posibles siempre que terminara en ao.


Sin embargo, a mediado de la década de los '90 las coreografías comenzaron a volverse más complejas y cada vez era más apreciado socialmente quien se sabía de corrido bailes como el "Taqui taqui" (Ilegales), una especie de trabalenguas, pero para el cuerpo.


Esta corriente evolucionó en ritmos como la mundialmente famosa "Macarena" (Los del Río), que además de coordinación requería una elevada condición aeróbica para poder saltar al compás de "Eeee Macarena Aha!", pero tuvo su punto cúlmine en el sobreexigido "Aserejé" (Las Ketchup), donde el secreto era mover las manos a gran velocidad para que no se notaran las imperfecciones coreográficas, mientras que la modulación se compensaba repitiendo aleatoriamente frases como "Dejebere", "umauma" o "alajabi".


Paralelamente al trabalenguas, se desarrolló otra corriente del "baile de moda" de un estilo más sugerente, que tuvo su destape con el "Baile de la Botella" (Joe Luciano), gracias al cual decenas de productores veían entusiasmados cómo los envases de bebidas podían tener un uso alternativo, acrecentando el mercado. Lo mismo ocurría en el rubro alimenticio con los fabricantes de "Mayonesa" (Chocolate), los que gracias al popular baile que impuso "Porotito Verde" obtenían publicidad gratuita en horario estelar.


Pero definitivamente la explosión de coreografías vino con el Axé, que arribó al país acompañado de esculturales modelos made in Brasil, los que deleitaban con extraños pasos que incluían pies pateando el piso compulsivamente acompañados por un movimiento del codo y manos emulando garras de felinos, entre otros.


Tal era la fascinación por este ritmo, cuyas letras nadie entendía, que era difícil pensar que su reinado podía acabar. Pero justo antes de que nos nacionalizáramos brasileños y cuando la palabra "chuchuca" estaba a punto de ser aceptada por la Real Academia de la Lengua, irrumpió en gloria y majestad el Reggaeton , que con su desinhibido 'perreo' y sus letras poco metafóricas cautivó de inmediato a los insaciables chilenos, siempre ávidos de una nueva "canción de moda". Porque como dice la letra, "lo que pasó, pasó...".

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