SANTIAGO.- Entre el 17 de agosto y el 31 de octubre la antigua oficina salitrera de Humberstone se convertirá en escenario de una inédita puesta en escena. Doce artistas visuales junto a un arquitecto intervendrán los distintos rincones de la ciudadela, modificando radicalmente la experiencia del visitante que ingresa en este sitio declarado Patrimonio de la Humanidad.
El montaje corresponde a la primera versión de la Bienal Arte en el Desierto, un proyecto de corte internacional que consiste en intervenir espacios del norte de Chile, convocando, en próximas versiones, a artistas contemporáneos de otros países.
Originario de Iquique, el pintor Benito Rojo, autor de la iniciativa, encargó a la oficina CB Asociadas la gestión del proyecto, que se lleva a cabo con el patrocinio de la Universidad Arturo Prat y al amparo de la Ley de Donaciones Culturales.
La curatoría fue asumida por Arturo Duclos, quien, tras invitarlos a visitar el lugar, seleccionó a los artistas que desarrollarán sus obras in situ. Además de Rojo, el grupo, compuesto por destacados exponentes de distintas generaciones, está integrado por Paz Errázuriz, Gonzalo Díaz, Rodrigo Vergara, Iván Navarro, Juan Pablo Langlois, Carolina Ruff, Rosa Velasco, Camilo Yánez y el grupo O-inc (Hernán Rivera, Antonia Rossi y René Valenzuela).
A ellos se suma el arquitecto Andrés Silva, quien creará un soporte arquitectónico que marcará el recorrido de la muestra, colaborando también a un diálogo transversal entre arte visual y arquitectura.
El carácter multidisciplinario se completa con la realización de una película documental, dirigida por Claudio Di Girólamo, que dará cuenta del montaje y de su impacto social.
Las obras rescatan temas ligados a la memoria histórica de Humberstone y los reinterpretan desde la mirada contemporánea. El montaje, de este modo, propone una doble perspectiva temporal: obras de arte contemporáneo, muy arriesgadas y explorativas, inducen al acercamiento emocional y la reflexión crítica en torno al valor patrimonial de la extinta cultura salitrera.
La curatoría contempla la visión remota, desde el aire, a través de medios satelitales o herramientas como Google Earth, del sitio intervenido, propiciando obras de gran extensión que confieren una escala monumental al montaje.