Iniciado en época de la Nueva Canción Chilena en los años ‘60, este conjunto tiene al menos dos singularidades: ningún otro grupo es tan cuequero en su generación, y ninguno tiene un integrante con una hija actriz en el reparto de "Alguien te mira". Todo eso en vivo este viernes 27 en la Sala Ical del capitalino barrio Brasil.
David Ponce
Julito toca el pandero / y Leonardo el contrabajo: todo es octosílabo en Aparcoa, grupo cuequero desde hace cuarenta años que hoy vuelve a actuar en vivo. |
Entre nombres de grupos como Huamarí, Curacas, Amerindios, Tiemponuevo o los más conocidos Inti-Illimani y Quilapayún, Aparcoa es un conjunto de la Nueva Canción Chilena con una particularidad: fue el que más vivo estuvo para descubrir, hace ya 41 años, que existía la cueca urbana. Y están en condiciones de probarlo, con el concierto que darán este viernes 27 de julio en la sala del Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz, Ical, en el capitalino barrio Brasil.
"Aparcuecas", se llama la presentación, una de las que en los últimos meses han marcado el regreso del grupo, gestado en del movimiento musical y político de la aludida Nueva Canción en los años ‘60. Iniciado en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile en 1966, el conjunto partió como un cuarteto entre Julio Alegría, Leonardo Parma, Miguel Córdova y Mario Avendaño –las iniciales de quienes se conjugan en el nombre Aparcoa–, aunque este último cedió espacio a Francisco
Pachín Hermosilla desde el comienzo.
Disuelto originalmente en el exilio en Alemania Oriental en 1977, hace justo treinta años, el grupo tuvo una primera reunión en 2000 en Washington (EE.UU.) para una actuación fugaz, y en octubre de 2006 hicieron dos conciertos en el El Mesón Nerudiano, escenario del barrio Bellavista de la capital, con su actual formación. En ella permanecen los fundadores Julio Alegría (vientos y percusión), Francisco Hermosilla (percusión) y Leonardo Parma (contrabajo), junto a Adrián Otárola (guitarra), ex integrante de Huamarí, y a un nuevo pianista.
"Ahora estamos dedicados sólo al tema de las cuecas urbanas", explica Alegría, si bien el grupo cuenta entre su catálogo los discos
Aparcoa (1970),
Canto general (1971), basado en el libro de Pablo Neruda y editado en versiones con los actores Mario Lorca y Marés González;
La música folklórica y popular de América (1972) y dos álbumes internacionales,
El grito de Chile (1973) y
Chile (1976), editados en Francia y Alemania. Todo un historial ligado a la evolución de la Nueva Canción, en Chile y en el exilio.
"Era un movimiento de música de los ‘60 y ‘70, y adscribíamos todos a una situación que después se denominó Nueva Canción Chilena o canción política, de manera que éramos muy integrados", recuerda Alegría. "Nacimos juntos con Inti-Illimani. Quilapayún había nacido un poco antes. Teníamos un pensamiento similar respecto de Latinoamérica, de las regiones culturales altiplánicas, patagónicas, del Caribe, y hacíamos nuestros programas (de conciertos) así, atingentes a las regiones de América Latina".
Pero el sello de exclusividad del grupo fue su inclinación por la cueca brava, que en esa época estaba emergiendo por primera vez de los arrabales santiaguinos con los discos iniciales de Los Chileneros. Fue en 1966, tras debutar en una peña universitaria, que conocieron a dos hombres clave: los cantores veteranos Fernando González Marabolí, mentor del fundamental libro "Chilena o cueca tradicional" (1994) que el musicólogo Samuel Claro escribió a partir de sus enseñanzas, y Hernán Núñez Oyarce, uno de los fundadores del grupo Los Chileneros.
"Nos ubicamos con don Fernando González, fuimos a su casa y en una larga conversación de toda la tarde nos habló de su concepción de la historia y la tradición de la cueca urbana, chilenera o brava", recuerda el músico. "Y ahí nos contactamos con Hernán Núñez. Fuimos a verlo, él se entusiasmó mucho con nosotros. Hicimos una amistad de muchos años, y ésa fue la fundamental. Porque el Nano era una persona de hechos más que de teorías. De hacer cosas, de escribir cuecas, que era su pasión, y nos metió en esa pasión".
Aparcoa conoció esa cueca en lugares como el restaurante Nunca Se Supo en Valparaíso y el Matadero en Santiago. "Al único que yo había escuchado en la radio alguna vez y en la incipiente televisión en blanco y negro de ese tiempo era Mario Catalán", explica Alegría. "Era una cueca antigua desde la chingana, pero nueva en el sentido de que no estaba en el escenario, en la radio, en los discos. Yo nací y me crié en Santiago, siempre me gustó lo urbano, y cuando escuché esta cosa que hablaba de los barrios, eso me llegó al alma. De hecho no sé cantar las otras cuecas. Nunca me las he aprendido".
El grupo llegó a competir junto a Nano Núñez en el Festival de Viña de 1972 con la cueca "Dicen que Viña del Mar". Y es precisamente Núñez, cantor fallecido en 2005, una de las fuentes a las que hoy echa mano Aparcoa en vivo, con un repertorio hecho de cuecas suyas, del grupo y de la tradición. "Son cuecas chileneras", define Julio Alegría. "Por qué no presentarlas a nuestro antiguo y querido público, y si los muchachos nuevos nos ubican como los viejos precursores, es algo que forma parte de nuestro movimiento cultural. Yo encuentro que este grupo está más maduro. Ya tiene voces de gente grande", concluye y deja el anuncio sorpresivo para el remate: con ellos va a actuar su hija, la actriz Sigrid Alegría. "Nos va a acompañar y va a leer las décimas de este concierto".
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