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El embrujo del sur

04 de Agosto de 2007 | 00:00 |
Baterista de grupos rockeros chilenos reconocidos de las últimas décadas como Emociones Clandestinas, Santos Dumont y Matorral, el músico Iván Molina tiene ahora su propio sello disquero en la ciudad de Niebla: Discos Tue-Tue empieza a irradiar música desde el sur.

David Ponce


Batería y dirección: Iván Molina vuelve al frente de su nuevo sello disquero (foto: Jota Miranda).
Por siglos el Tué Tué ha sido el nombre de un personaje mitológico del sur de Chile, mezcla de brujo y pájaro premonitorio. Desde este año es también un nombre que tiene que ver con música y con el sur, a partir del sello disquero que acaba de inaugurar el baterista y productor Iván Molina: Discos Tue-Tue.

Con la experiencia de haber tocado batería en grupos de rock de los ‘80 hasta hoy como Emociones Clandestinas, Santos Dumont y Matorral, Molina vive desde 2006 en el villorrio de Niebla, cercana a Valdivia en la Décima Región, donde inició el sello para editar a músicos locales. El catálogo se abre con el grupo del folk rock valdiviano Trapezoide, cuyo EP Vámonos pa’l campo fue editado en abril.

"Me he preguntado sobre si vivir en Santiago o allá, porque es un gran cambio volver a provincia", explica el baterista, que nació en Temuco y creció en Concepción antes de establecerse en la capital a fines de los ‘80. "Me vine muy feliz a Santiago, pero por otro lado Valdivia me gusta mucho. Allá no hay tanta música como la que estaba acostumbrado a escuchar aquí, pero cuando llegué (al sur) lo que me interesaba era pasarlo bien tocando. Empecé a buscar gente y ahora tengo hartos amigos músicos y esta misma cosa del sello".

–¿Por qué te basaste en la figura del Tué Tué para el sello?

Trapezoide (foto: Iván Molina).
"Es un pájaro bien característico. No sé el mito exacto, pero es un brujo que sobrevuela el territorio, y eso se relaciona con la magia que tiene la música: la oreja se transforma en ala y su canto significa algo súper potente. También por eso le puse este slogan ‘El embrujo del sur’. Decidí hacer algo que tenga más que ver como nombre y como logo con lo que pasa allá".

"Mi sueño de la vida", dice Iván Molina como definición espontánea de su nueva microempresa. El baterista fue el gestor de uno de los precursores sellos independientes del rock chileno en los ‘90: Jungle Records, que es la etiqueta de los primeros discos de los Santos Dumont en 1991 y 1993 y del compilado Octopus!! Rock en Concepción (1994).


ZàRATE! (foto: Daniela Donoso).
Más tarde, en 2000, formó BeatGuru Discos, el sello original de Matorral. "Eran mis ideas de ponerle más caché a la cosa", recuerda. "Y antes era más difícil, con papeleos y burocracia. Pero cuando con Gonzalo (Planet, bajista) de Matorral pensamos en hacer BeatGuru ya no era tanto. Y hace mucha falta, sobre todo allá en la zona. Igual hay gente que saca discos, con el Fondart y otras cosas, pero no tienen cómo distribuirlos, no suenan en la radio".

–¿Cómo elegiste a Trapezoide como el primer grupo?
"Me gustaron mucho porque siento que hacen algo con la misma idea de Matorral, en el fondo, de mezclar rock con una cosa folclórica. Matorral es más setentoide por el lado del rock; Trapezoide escuchan cosas muy contemporáneas y el folclor

Philipina Bitch (foto: Iván Molina).
es más para el lado mapuche, que allá está mucho más presente".

Tres nombres más están en la agenda de Discos Tue-Tue. Luego sigue ZàRATE!: colaboración entre el músico penquista Patricio Zárate, el cantante de Trapezoide y el propio Molina entre otros. Después vienen Philipina Bitch, un dúo emergente de Concepción que ya tiene listo su disco debut Té, papaya y completos; el trío valdiviano de rock experimental Tripolar ("Es como Pink Floyd del principio, cuando eran pura improvisación") y el músico y pintor puertomontino Álvaro Silva, con el disco La primera esfera. "Es guitarrista y también tiene cosas del folclor", define Molina. "Es un afán que tenemos por expandir el sello más allá de Valdivia".

–¿Es decir que más que armar un grupo nuevo esta vez preferiste armar un sello?
"Claro. Eso me permite grabar lo que quiera. Lo que siempre había hecho era hacer canciones, ensayarlas mucho y tocarlas. Pero aquí se trata de que el momento de la grabación sea algo especial. El disco tiene el sentido de registrar a la banda en ese momento. Me gustaría que el sello tuviera esa veta. Que el disco sea el proyecto".


La ruta de Molina

Pese a que no es un veterano, Molina tiene en su recorrido tres nombres de primer orden entre el rock chileno desde los ‘80, tras su paso por el grupo new wave Emociones Clandestinas entre 1985 y 1989, por los psicodélicos Santos Dumont entre 1990 y 2002 y por el trío de folk rock Matorral entre 2002 y 2004, además de participaciones con Carlos Cabezas, Ud.No! y Dandy Rock Club.

No fue el baterista fundador, pero se unió a Emociones Clandestinas desde su segundo concierto, en el debut en Santiago (1985) del grupo que grabó el disco Abajo en la costanera (1987), con canciones como "Un nuevo baile", "No me puedo acostumbrar", "Cajitas rectangulares", "Radio clandestina" y "¿Es esto revolución?". "Para mí es un orgullo haber tocado en ese disco, aunque fue súper difícil de sacar. Es súper choro que el ‘Nuevo baile’ sea un clásico", recuerda Molina, acerca de la inconfundible canción del cantante Jorge Yogui Alvarado.


Mod: Emociones Clandestinas en 1989 (foto: Gonzalo Donoso).
–¿Tenían algo dark Emociones Clandestinas, les gustaba The Cure?
"A los dos nos gustaban los Cure, los Clash, los Smiths, los Stranglers. Para mí los Emociones un poco al final eran los Clash. Y terminamos escuchando más música de los ‘60, que antes no pescábamos porque veníamos de todo el rollo punk y los punks renegaban de (Led) Zeppelin y de (Jimi) Hendrix y de todo eso que ahora me gusta tanto. Pero nosotros nos abrimos a Pink Floyd, a The Who. Yo rayaba al mismo tiempo con The Jam y The Who. Y Mitch Mitchell (del trío de Hendrix) es mi baterista favorito. Antes de eso nunca le había puesto oreja".

–Uno pensaba más en ingleses como Happy Mondays a propósito de los Santos Dumont. ¿Tenían que ver con eso?

Psicodelia: Santos Dumont en 1995 (foto: EMI).
"O sea, igual escuchábamos eso y es bastante obvio el parecido. Pero yo creo que era por eso que pasa a veces, que uno está escuchando lo mismo que estaban escuchando ellos. Nosotros con el (guitarrista Mauricio) Melo, sobre todo, estábamos metiéndonos ene en el rock californiano, en los Jefferson Airplane, los Love, y antes nos gustaba Pink Floyd, lo psicodélico más obvio. Igual escuchábamos harto Happy Mondays, Charlatans, y lo que me gusta mucho es que habíamos conocido a los Primal Scream. Esa canción ‘1999’ (de los Santos) para mí es una canción del Screamadelica (el disco en que Primal Scream fundió rock, psicodelia y electrónica en 1991). Ahí se nos abrieron las orejas".

–¿Qué recuerdas de la formación de Matorral?
"Bueno, Matorral lo empezamos con Felipe (Cadenasso, el

Rock & folk: Matorral en 2004 (foto: Pía Manzur).
guitarrista), mucho antes de que se terminaran los Santos. Toda la última parte de los Santos para mí fue un tiempo difícil porque me gusta el rock, pues: Zeppelin, Hendrix, Cream. Y Julián (Peña, el cantante principal de los Santos Dumont) es mucho más Small Faces, más de arreglos bonitos. De hecho mis baterías no son cosas de memoria, son una idea y toquemos lo que salga cada vez. Mi compositor favorito de los Santos era el Melo, porque tenía esa parte rockera. Y con Matorral pude descargar toda esa veta. Y recién ahí pude enfrentar el modo de tocar más cuidadoso de Julián. Y aprendí a tocar ordenadito y cuadradito y sin tanto redoble".

–¿Matorral era el lado más desbocado, como la válvula?
"Sí, eso era lo que yo quería hacer. Por lo menos mientras estuve en Matorral era donde quería estar. Para mí era: ‘por

Hogar: Dandy Rock Club en 2005 (foto: DRC).
fin llegué donde yo quiero ser feliz’. Tengo patrones en la cabeza de cómo es una batería, pero el resto lo inspira el momento. Con Felipe (Cadenasso) y Gonzalo (Planet) podía cambiar un ritmo y ellos enganchaban en vivo. Era súper creativo para uno. Gonzalo nunca se perdía, era un cable a tierra. Él era la base. Felipe y yo estábamos encima".

Dandy Rock Club fue el último grupo de Molina en Santiago antes de volver al sur. "Me gustaba porque era entretenido, porque como banda, humana y musical, éramos como una familia. Me hacía más feliz que ver a algunos familiares", recuerda el baterista, que en todo caso ya es parte de un nuevo grupo: en ZàRATE! ya tiene la canción "La cima del mundo" como adelanto del disco que prepara para las próximas semanas, y por lo pronto el EP de Trapezoide está disponible por medio de la distribuidora Armónica.

www.armonica.cl
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