Noguera es el único actor en escena en "Todos los ausentes", dirigida por César Brie.
Ricardo Vásquez, El MercurioSANTIAGO.- Recién cumplió 70 años de vida. Su trayectoria artística anota un par de décadas menos. Tiempo suficiente como para haber visto y vivido una infinidad de cosas: una niñez sin los medios de la actualidad, un salto a la fama a través de las ya extintas fotonovelas, montar obras de teatro en condiciones políticas adversas, etc.
El momento, entonces, pudo ser el preciso como para que Héctor Noguera haya prestado oídos a la idea del director César Brie, quien tras leer unas anotaciones que el actor fue haciendo en forma espontánea sobre su vida, le sugirió llevarlas a las tablas.
"Eran datos autobiográficos, no para una obra, sólo datos que escribí por escribir cosas que tienen que ver con uno. Cosas que me pareció que debían quedar escritas para reflexionar, que han sido importantes en mi formación de actor", explica.
El traspaso de esos datos a un texto teatral puede verse desde el 8 de agosto bajo el título de "Todos los ausentes", en el Teatro Camino. El mismo en el que, menos de dos semanas antes, Noguera cerraba la exitosa temporada de "El último encuentro".
-¿Qué le pareció esa propuesta de llevar sus anotaciones a las tablas?
-Extraña, arriesgada, pero interesante. Algo distinto, que yo no había tocado así. Pero valía la pena, él (Brie) iba a hacer la dramaturgia, no yo, y me pareció que había temas interesantes sobre diferentes épocas del país, sobre mucha gente. En el fondo la obra es un homenaje al teatro, a partir de elementos autobiográficos, pero es un homenaje a la gente que ha constituido el teatro en este país, a través de todas las épocas que me ha tocado vivir, que son hartas, porque tengo hartos años.
-¿Y factores como el pudor o el ego, cómo fueron afectados cuando César Brie dijo 'hagamos la obra'?
-Pudor hasta cierto punto, porque son experiencias de uno, pero mal que mal son memorias actorales. Lo privado que sale es aquello que tiene referencia a lo que, yo estimo, me ha hecho un artista, un actor. Entonces la obra tiene que ver con cómo se va creando un actor, que soy yo, pero es también el caso de mucha gente. Cómo las diferentes épocas e historia del país tocan al artista, lo influyen. Cómo un artista puede también influir en su época. Pero más que de mí se trata de la gente que ha sido importante para mí y para el teatro.
-Se habla del reflejo de un Chile que cambia a través del relato de su vida, ¿por qué sus experiencias pueden reflejar los cambios nacionales?
-No es que sean un reflejo, sino que yo he vivido muchos cambios nacionales, y a través de mí se ven muchas épocas, porque he vivido etapas muy disímiles. He conocido esas historias, a esa gente y he ido creciendo y envejeciendo en este país, a lo largo de su historia.
-Y si tuviera que definir esos cambios personales y nacionales en un puñado de etapas, ¿cómo las denominaría?
-Son etapas de vida, de cómo un actor ha vivido esas diferentes etapas, que tienen que ver con mi niñez, mi juventud, la dictadura, la recuperación de la democracia.
-La reseña habla de un niño que "siente piedad por las desventuras de sus tías". ¿Por qué son tan importantes las tías en su infancia?
-La familia influye en uno. Las costumbres, la manera de ser, de expresarse. Eso está en mis recuerdos, están ellas, tiene que ver con la percepción y la sensibilidad de mi niñez. Ellas fueron importantes, también en mi desarrollo actoral.
-¿Y por qué "Todos los ausentes", quiénes son ellos?
-Todos. Los actores, las personas ausentes. Todos los que no están por diversas razones: porque están en otro lugar, porque han muerto, porque han pasado. Y tiene que ver con la ausencia como un elemento del teatro.