Los Violadores - Bajo un sol feliz
Especial: Nostalgia Ochentera
SANTIAGO.- Pil Chalar vive la mitad del tiempo en su natal Argentina y la otra mitad en Perú. En el nortino país está su esposa y su hijo de cuatro años. "Lo estimulamos constantemente, lo llevamos a colegios bilingües. Un padre de familia", se define.
Sin embargo, Chalar tiene otra faceta, y algo de ella se muestra en su llegada a Chile. Su rostro expresa que la noche anterior prácticamente no durmió, entre un viaje nocturno y la llegada de madrugada al aeropuerto. Nada que le impida ponerse luego ante micrófonos y grabadoras, enunciando su discurso rebelde y transgresor.
Ése sigue siendo Pil Trafa, el emblemático líder de Los Violadores, la banda argentina pionera en el punk latinoamericano, a principios de los 80. El mismo que cantaba "sin milicos en la esquina es más fácil para mí" en su hit "Uno, dos, ultraviolento", sin temor a las golpizas que los propios destinatarios del mensaje más de alguna vez le dedicaron.
"Nos encarcelaban, nos daban golpizas. Seguimos adelante, no nos amedrentamos, no porque uno fuera valiente, sino porque no medíamos las consecuencias. Si pudiera retrotraer la historia y elegir vivir lo que viví, lo viviría, pero lo pensaría dos veces", recuerda hoy.
Sin embargo, fueron esas situaciones las que, asegura, detonaron el punk en América Latina. Las mismas que dejaron en él una marca imborrable, tanto como para dedicarles otra canción cada tanto, en un menú que sa ha ampliado hacia la corrupción, la enajenación tecnologizada y los invasores.
Todos temas que pueden escucharse en su última producción, Bajo un sol feliz (2006), el regreso de la banda al álbum tras un período de retorno y de adaptación a la nueva formación. Un disco en el que, dice, hay una "una actitud, una química" que se mantiene tan patente como hace 26 años, tal como en la música se mantiene "la potencia, la fuerza".
-¿Y elementos como la rabia, cómo están hoy, que tienes 48 años?
-Uno tiene su vida personal, que es mi familia, con mi hijo de cuatro años. Ése es el padre de familia. Después en el escenario me transformo en Pil Trafa. Porque tengo todavía eso adentro, pero no constantemente.
-El Pil fuera del escenario es uno inserto en el sistema...
-Y quién no lo está. No me gustan las tarjetas de crédito, pero quién escapa en este momento a una de ellas, a no andar con tanto dinero o porque el plástico lo pasas rápido. No me gusta mucho, pero algunas cosas hay que tenerlas. Manu Chao no escapa a eso y el tipo me parece fantástico. Estamos insertos, no podemos escapar, ganó el capitalismo.
-Esa discusión estuvo vigente en el origen del punk. Ahora, ¿sobre qué se canta?
-En el disco hacemos una parodia al político latinoamericano sinvergüenza, ladrón, que hace su propia justicia. Estaba en una playa peruana y dije "estoy bajo un sol feliz, veo todo el horizonte para mí. Ésta es la vista de un egoísta, de un político". Así van saliendo las canciones.
-¿Esperabas componer una canción como ésa en el retorno a la democracia?
-Por mí, ojalá que los temas de Los Violadores no tuvieran más vigencia, porque viviríamos en un mundo mejor. Ojalá. Pero desgraciadamente la siguen teniendo. Desgraciadamente.
-¿Y si lo ponemos en un ámbito concreto, como la Argentina de Kirchner?
-Kirchner empezó bien, pero como todo gobierno argentino, a los tres años empiezan a aparecer los problemas. Nosotros tenemos un problema enraizado que es la corrupción. Yo lo voté a Kirchner. No concurro a votar, pero lo voté porque estaba Menem. No sabía bien quién era, pero pensé que era algo nuevo, venía de una provincia bien manejada. Pero tengo ciertas críticas al gobierno. Más con lo que ha pasado últimamente, con la plata que ha llegado de Venezuela. Chávez está jugando con el pueblo venezolano, los bonos de deuda los está pagando el pueblo venezolano, no Chávez.
-El público del punk se ha renovado, ¿qué características crees que tiene hoy? ¿Se mantiene una conciencia crítica o hay algo que tiene que ver más con la energía musical?
-Pueden ser ambas cosas. Pero la conciencia crítica existe, como existe el gen de la rebeldía. Lo que pasa es que nos han vaciado últimamente. En Argentina la juventud leía mucho. Si no te querés comprar un libro tenés Wikipedia, te podés informar de todo. Sin embargo la gente está retiscente a leer, está con el "Gran Hermano", "Bailando por un Sueño". Y eso es una decadencia, y cuando un pueblo empieza a decaer culturalmente vienen los tropiezos.
-En algún momento fuste crítico de la fórmula de Attaque 77, ¿te parece que van en contra de lo que debería ser el punk?
-Es que no me parece una banda definida. Hacen todo tipo de música, no es una banda punk. Pueden tener un concepto del punk, arrancaron con él, pero hoy tienen un concepto musical indefinido, no se sabe en qué camino están. Pero son parte de lo que tiene que estar, hay de todo. Ellos tienen su lugar, han trabajado duro por eso. Pero no es una banda de la que yo vaya a escuchar un disco.
-En el disco, en la canción "Noche de rave", también criticas lo que se genera en torno a la electrónica, como una forma de sumergirse en lo propio y olvidarse de los problemas del mundo.
-Eso es a lo que lleva el capitalismo atroz. Al individualismo total y a no pensar en el prójimo.
-¿Y por qué en relación con la electrónica?
-Porque es así. Un bombo que dispara un DJ, que es un dios. El éxtasis, tomar esa droga, bailar y bailar, y no importa si el tipo de afuera se está muriendo de hambre, si junta cartones, si come basura. No importa. Yo estoy feliz en la fiesta y bailo y bailo, tomo agua mineral para no infartarme y ése es mi mundo. De fiesta en fiesta. Y unas voces contestan "éste es mi mundo, déjalo así, es mi túnel, mi edén". Es la critica, pero también es la defensa que pueda argumentar la persona adicta a la rave. Yo una vez estuve en una diez minutos y me tuve que salir. Me quedó siempre en la cabeza como algo insoportable. Y creo que la música la tienen que hacer los humanos.
Esta noche en el Centro de Eventos Cerro Bellavista (ex Oz) Los Violadores vuelven a un escenario local, para recordar a la escena más contracultural de los 80, encarnada en el mítico garaje de Matucana. Junto a los argentinos estarán los nacionales Carlos Cabezas (ex Electrodomésticos) y Emociones Clandestinas. "Vamos a tocar mayoritariamente temas de los 80, con los que fuimos importantes en Chile. Pero también vamos a meter temas nuevos. Me parece una linda fiesta. Están las bandas, el chico de Fiskales va a musicalizar. Y la música de los 80 fue muy rica", dice Pil Trafa.
-¿Qué te dice el que esa música se esté escuchando con tanta fuerza nuevamente?
-Es que fue muy rico. Bandas de distintos estilos y buenas. Entonces Soda Stereo llenaba un estadio de 5.500 personas, como nosotros. Cuando se terminaron llenaron un estadio de fútbol. Ahora llenan cinco. Por algo será. Los 90 y los 2000 no están dejando cosas. Hago un repaso rápido y digo: Green Day, Dookie, buen disco. Nirvana. Algo de Guns N'Roses. Empiezo a buscar y no encuentro. En los 2000 menos. Se me hacen más vacíos. Las bandas duran tres discos. Limp Bizkit desapareció de la noche a la mañana. Las bandas antes eran de trece o más discos. Yo llevo como 18. Ahora, o rápidamente se enriquecen y ya no quieren tocar, o simplemente se acabó el talento.