A ocho años de su último disco, el trío de Noruega, popularizado en los 80 por éxitos como "Take on me" o "Cry wolf", vuelve con un disco de melodías muy tranquilas, algunas de ellas bastante bonitas, pero todas perfectamente olvidables. Le falta identidad a este regreso que evoca a Seal, a R.E.M; a todo un poco y a nada mucho.
Paula Molina