Reunir en un sólo disco los grandes momentos de esta vieja gloria del rock, uno de los pioneros en el rescate de los sonidos étnicos, no puede sino generar gratos momentos. Es cierto que a ratos se extraña a su viejo compañero, Art Garfunkel, pero canciones como The obvious child y, especialmente, You can call me al, tomado de ese gran disco llamado Graceland, ayudan a olvidar.
Pablo Márquez