El proyecto del francés Eric Levi regresa con la misma fórmula que fusiona pop, música electrónica y canto gregoriano, y que hace dos años tuvo éxito con la canción Ameno. Esta vez se aleja de las sonoridades étnicas que lo emparentaban con el world beat y las reemplaza por arreglos rock y de cuerdas, que no consiguen aportar variedad a un disco de escasa sorpresa.