El regreso de Sade, después de ocho largos años de silencio discográfico, es un verdadero regalo.
La voz de esta ex modelo (de quien deberíamos estar eternamente agradecidos por haberse aburrido de las pasarelas para dedicarse a cantar) es un bálsamo que deleita en cada corte y que podría darle categoría hasta a una tonada de Adrián y Los Dados Negros.
En Lovers Rock (quinto disco de la cantante), Sade vuelve a embarcarse en un trabajo melancólico, que recorre con letras acogedoras y una orquestación mestiza en el que la guitarra clásica es la protagonista, temas como el amor y el desamor, el recuerdo y la nostalgia.
Si bien da la sensación de que el disco tiene un comienzo un tanto débil, y liviano, progresivamente se convierte en un hermoso y sentido trabajo, que al igual que los anteriores disco de Sade, cautivará con su belleza, sensualidad y elegancia.