Una de las mayores gracias de este gaitero andaluz es que, por esas cosas de la tecnología, no necesita soplar para hacer sonar su instrumento. Su música está basada íntegramente en una gaita midi y, claro, aquí los chips y los botones anulan los pulmones.
La otra gracia es que, a pesar de la fría génesis de sus sonidos, José Angel Hevia es capaz de crear agradables atmósferas celtas y jugar muy bien con los ambientes.
Pablo Márquez