Agitado como la vida urbana, el quinto disco de PJ Harvey transforma lo que antes era un grito seco y visceral en un ímpetu maduro; a veces furioso, otras tierno.
La talentosa cantautora inglesa se acerca más que nunca a la Patti Smith de los 70, combinando el espíritu crudo del punk neoyorquino con frescas licencias de producción, como el doblaje de voces y la introducción de delicados timbres de teclados a la masa poderosa de guitarras que sostiene la placa.
Acaso el más amable de sus discos no pierde por esta accesibilidad la entrañable fuerza de Dry (1992) o Rid of me (1993). Polly Jean ha crecido y hoy habla del amor con comodidad, invita al vocalista de Radiohead para un hermoso dueto (This mess werein) y maneja con destreza su voz poderosa: expresiva, honesta y sensual.
Como una Nick Cave en versión femenina, con aún mayor manejo de las profundidades emocionales.
Marisol García C.