Décadas después de Las Cuecas del Tío Roberto, Angel Parra retoma el legado de su pariente. Acompañado por cinco músicos (entre ellos, su hijo Angel y Alvaro Henríquez, integrantes de los disueltos Los Tres), retrata situaciones urbanas populares, se mofa de los políticos y habla de un mundo en retirada en versos sobre La Vega, los ferrocarriles y la pesca artesanal. Destaca el piano de Rafael Traslaviña.
Sergio Fortuño.