No hace falta ser tonto grave para sentirse agredido por producciones como ésta. Un elemental loop de batería electrónica que se sucede sin variaciones a lo largo de 21 canciones, y letras que disfrazan con humor mensajes misóginos y machistas hasta la saciedad, son la fórmula del panameño Rodney Clark alias El Chombo, la cara visible de un producto armado con su rostro de dj malas pulgas, y dos colectivos de raperos que se alternan el micrófono tras primitivas bases rítmicas. El gato volador puede provocar una sonrisa infantil. El álbum completo, ganas de arrojarlo como freesbie.
Marcelo Contreras