Gary Numan fue protagonista de uno de los momentos más dramáticos de la música popular. Fines de los 70, comienzos de los 80, cuando los sintetizadores provocaban desconfianza en un buen número de músicos, que veían en la electrónica una amenaza antes que un complemento o un nuevo lenguaje. Entonces Numan parecía la encarnación del futuro. Con el tiempo, el autor de Cars se quedó en el enunciado y fue superado por otros que cosecharon de sus ideas. Con Pure, el artista inglés no recupera los años perdidos ni bosqueja el mañana musical, pero reclama sus derechos. Es un acto de justicia retroactiva, porque nombres como Type O Negative, Nine Inch Nails, Ministry y hasta algo de las notas más oscuras de Depeche Mode han tributado de Numan. Pure lo deja así de claro.
Marcelo Contreras