Es sorprendente cómo la calidez del repertorio de Armando Manzanero se conserva aún bajo condiciones extremas como las que le impone este álbum de duetos, que dentro de los muy amplios márgenes del sonido latino, explora en los sonidos más afines no al veterano bolerista, sino a cada uno de sus compañeros españoles y mexicanos. El cantante mantiene intacto su estilo, pero su desgaste vocal en algunos pasajes permite comprender porque sus intervenciones son en general, tan breves. Y aunque entre sus acompañantes figuran grandes figuras como Alejandro Sanz, Miguel Bosé o Francisco Céspedes, el resultado es un híbrido que moderniza el sonido Manzanero, pero no logra cuajar en un disco coherente ni afiatado. Sobra estilización y, por algún motivo, se regatea el sentimiento.
Paula Molina