Aerosmith - el quinteto liderado por el veterano Steven Tyler (52)- acaba de entrar al Hall de la Fama, tiene casi 30 años de carrera y más de una veintena de álbumes editados. Poco más se puede pedir de ellos, salvo un digno regreso a las pistas de grabación, tras cuatro años de silencio. Es lo que han hecho, porque Just push play marca el quiebre en la pausa de modo coherente e incluso refrescante.
Es coherente, porque mantiene intacto el menú que ha hecho de este grupo una de las bandas más longevas y exitosas del mundo; a saber, rock genuino (Light inside) aderezado con baladas de buena factura (Luv lies que, si funciona como debe, tendría que hacerlos subir en los rankings como la espuma).
Y es refrescante, porque esta vez se tuercen para hacer guiños al scratch - en el tema que da nombre al álbum- , coquetear con la urgencia urbana (Drop dead gorgeous) e incluso dar las gracias al pasado, citando a Lennon en su etapa más sicodélica (Avant garden). Guardando la tradición e innovando lo necesario, este es un disco sin tropiezos.
Jimena Villegas