El grupo chileno Subterra muestra en su primer disco el afán de complejidad del rock progresivo, pero no el virtuosismo, lo que en un modo lo hace más accesible. Son canciones con muchas partes, pero sin acordes complejos; la prioridad es una atmósfera épica, con teclados a menudo inspirados en los primeros Marillion y la voz aguda del cantante Max Sánchez al servicio de imágenes apocalípticas y/o metafóricas, pero siempre del lado del drama.
David Ponce