A Billy Idol le bastó sólo con componer "Eyes without a face", para inscribirse en la enciclopedia del rock de los 80. Una balada gótica y futurista, con el que este chico soft punk deleitó a los fanáticos.
Pero Billy no es sólo eso. Casi, pero no. Porque también construyó otras composiciones de menor trascendencia, pero que le dieron igual de buenos resultados en los charts. Pequeños trozos de un pop efectivo y contagioso, bastante menos rebelde y bastante menos oscuro que su caballito de batalla.
Es así como este disco reúne todas aquellas, como la ególatra "Dancing with myself", o la rockanrolera "Mony Mony", la pedófila "Sweet Sixteen" y el cover que le hizo a The Doors con el tema "LA Woman", entre muchos otros hits.
Un disco que no debería faltar en la discoteca de un nostálgico de los 80 y de quien guste de la blonda rebeldia formal de este eterno inconformista del rock.