El reciclado de la música ligera - de la época de Brigitte Bardot- fue lo que hizo, hace dos años, al dúo electrónico Air. Pero hoy, tras los discos Premiers symptómes (1997), Moon safari (1998) y la banda sonora de Vírgenes suicidas (2000), Nicolas Godin y Jean-Benoit Dunckel están más allá de la nostalgia e incluso de la electrónica.
Da lo mismo si este álbum fue hecho con loops o instrumentos reales: Air no se jacta del collage y nunca ha desdeñado la melodía. Si presume de su carácter tecno es sólo como muestra de su estupendo humor, y lo que abunda son composiciones contemplativas, pop y orquestadas con violines, flautas y un gusto digno del origen versallesco del dúo (lo mejor: Radian).
Una pena que una cuerda de la guitarra de la bonita Sex born poison esté desafinada. Microdesafinada, pero desafinada al fin. Aunque de eso se trata: Air son seres humanos.
David Ponce