Es interesante constatar que una banda insigne del pop inglés como Echo & the Bunnymen aún sigue en vigencia, exactamente 21 años después de haber editado su primer álbum, el esencial "Crocodiles". Claro, por esos días, la banda liderada por Ian McCulloch y WIll Sargeant se enclavaban en el mapa musical británico como una de las bandas pilares del oscuro post-punk inglés de principios de los '80, junto a otras bandas como Joy Division, The Teardropes Explodes, The Chameleons, Psychedelic Furs e incluso The Smiths.
Amparados en una imaginería semi-gótica y sicodélica, durante la primera mitad de los '80 los Bunnymen recrearon importantísimas colecciones de voces oscuras, melodías guitarreras y ambientes neosicodélicos. Sin ir más lejos, su disco Ocean Rain, editado en 1983, podría ser fácilmente considerado como uno de los discos más interesantes de esa década. Posterioremente, luego de varios percances entre los que se incluyen la partida de McCulloch y la muerte del baterista Pete de Freitas en 1989 (en un accidente automovilístico), además de la creación de un proyecto paralelo entre MCulloch y Seargant llamado Electrafixion en los 90, la banda, como tal, quedó en el limbo.
Eso, hasta el año 1995 en que la banda vuelve a reunirse para editar "Evergreen". Con nuevas fuerzas, y sólo con McCullock y Sargeant como miembros originales, los Bunnymen parecieron haber encontrado un nuevo camino y, luego del mediocre "What Are You Going to Do with Your Life", editado en 1999, vuelven al ataque este año con "Flowers", su octava producción, grabado en su ciudad natal de Liverpool, y acaso su el disco más madura de esta nueva etapa.
Claro, están más viejos. Pero también están más sabios. Lo que significa que el disco carece de abrigos largos y de esa enojada rabieta post-punk característica de los '80. Menos mal, porque hacerse el punk con más de 40 años no es muy convincente que digamos. En vez, su voz se siente más segura y melódica que nunca. Musicalmente, y a pesar de que los Bunnymen jamás se podrán sacar esa imagen revivalista, suenan frescos. Sargeant y su guitarra están más inspirados que nunca. Incluso hay más luz en las melodias (más que nunca sopesadas en influencias beatlescas) y las gotas de sicodelia y efectos juguetean y adornan agradablemente el sonido general del álbum, como en King of Kings, Make Me Shine o el primer single (aunque hay temas mucho mejores), It's Allright. "Flowers" es definitivamente de esos discos que recompensan después de cada escuchada.
Alejandro Alaluf