Congelador ya no está instalando micrófonos para cantar en sus conciertos. El tercer disco del trío chileno, tras "Congelador" (1998) y "Despertar" (1999), recoge un rock puramente instrumental y, fiel a un lenguaje depurado en cinco años, tan austero como intenso: básicos pasajes de guitarra prolongados al infinito, descargas de alto voltaje, la electricidad como sedante. Hace años que esta música se conoce como noise. Congelador la dota de emociones genuinas como melancolía, desasosiego, angustia. Y sin decir palabra.
David Ponce