Eddie Pistolas saca su registro más desafinado para el reciclaje de Olvidarte nunca, uno de los clásicos de Los Angeles Negros, y no se puede dejar de pensar en la cara que pondrán los franceses cuando escuchan una joyita como ésa. O cuando, bajo el ritmo genérico de un sound alternativo, su banda recrea los sonidos salseros de Araña peludita, que tanta fama le dieron a Tito Puente.
Pánico, como los grandes, está vendiendo el Tercer Mundo en el primero. Canta en español, en guachaca, en cumbia trasnochada de Franklin, invita a mover el choclo y se ríe de su propia estética. Y la gracia es que lo hace desde Francia, su nueva patria, el lugar que vio nacer a Mano Negra y a un Manu Chao muy presente en cada uno de los cortes de un disco entretenido como éste.
Es el primer paso de la banda chilena en tierras europeas, un reconocimiento de terreno energético, intenso y con apenas una concesión idiomática para sus huéspedes (Mur su son). Sencillamente, el mejor disco en la carrera de una banda prometedora.
Pablo Márquez F.