Hace ya mucho rato que el legado de Tricky se alejó del trip hop, género que patentó junto a sus coterraneos de Massive Attack y Portishead, a mediados de los 90.
Tal vez sólo sus dos primeros discos, el delicioso Maxinquaye (1995) y el oscuro Pre Millenium Tension (1998), podrían seguir archivándose bajo ese rótulo, porque de ahí en adelante, asqueado del éxito que consiguió con esa fórmula cadenciosa, Tricky se propuso perturbar a quienes quedaron encantados con el sonido de sus primeros álbumes.
El trabajo del bristoliano ha sufrido cambios notorios. El principal es que dejó de trabajar solo y se abrió a un montón de disímiles colaboradores que, para bien o para mal, han influido en su obra, infectándola con estilos y géneros que podrían parecer descabellados.
Lo que no ha cambiado, es el rumbo de este rapero que se crió en las calles, el cual siempre ha seguido caminos oscuros y asfixiantes, en una constante experimentación de ritmos, atmósferas, armonías, quiebres y contrapuntos.
Blow Back, no es la excepción. El disco es un pequeño Frankenstein (adorable y repulsivo a la vez) que mezcla estilos y sonidos que van desde un sucio trip hop, pasando sin pudor por el rock más básico (incluyendo riffs de guitarra que recuerdan la mejor época del heavy metal), funk, rap, raggamuffin, y las infaltables voces femeninas que cada día se parecen más al tenebroso canto de las sirenas.
Además la lista de celebridades que colaboran en la placa es también bastante exótica, ya que incluye a Anthony Kiedis, Flea y John Frusciante, de los Red Hot Chili Peppers, a Alanis Morrisette y a Cindy Lauper. Nombres que un par de años antes jamás se habrían asociado al trabajo del oriundo de Bristol.
Y por supuesto, como todos los trabajos de Tricky, Blow Back es extremo. Extremo en sutilezas cuando quieres ser sublime ("Over me", "Your name", "A song for Yukiko"), extremo en rarezas cuando quiere provocar ("Evolution revolution love", o el cover de "Something in the way", de Nirvana), y en extremo vulgar cuando se le acaban las ideas ("Da woman") un tema surfer que más parece sacado de un álbum de los Chili Peppers.
En resumen, la placa cumple con creces lo que alguna vez se propuso el moreno: crear un estilo propio. Porque este disco no se acerca al sonido de ningún otro artista, ni a ningún género en particular, ni siquiera se parece a alguno de los anteriores trabajos del autor. Es simplemente un nuevo disco de Tricky, el inconfundible.
Felipe Ossandón