A diferencia de otros dinosaurios del rock, Bob Dylan no necesita embarazar jovencitas, ni vestirse estrafaliaramente, ni peinarse a la moda, ni ponerse al día con la tecnologia, ni hacer locuras, ni deshacerse en riffs de guitarra para demostrar vigencia.
A los 60 años la única arma que usa Dylan para seguir demostrando su autoridad, es la misma que tenía a los 18: una guitarra.
Una guitarra y por supuesto el talento, la sensibilidad y la voz inclonfundible de este personaje que hizo suya la pasión y el desencanto de varias generaciones. Una responsabilidad que el viejo Bob lleva no sólo con orgullo sino con admirable sabiduría.
Porque Dylan es un tipo que no necesita andar reinventándose, porque su voz y su mirada siempre está ligada al presente, su argumento es mirar de frente, e ir adelante, y esa es una postura que no pasa de moda.
"Love and theft" es un disco casi purista de folk estadounidense, en el que convergen rockabilly, rythm & blues, rock y country, con una visión más optimista que en su anterior "Time out of mind". Un disco que por momentos invita cálidamente al baile y en otros a la más profunda introspección.
Una obra majestuosa en su sencillez, una pieza más en la trascendental discografía de su autor. Como lo dijo el propio Dylan "es un disco de grandes éxitos, sin éxitos...todavía".
Felipe Ossandón