515 es la introducción a este verdadero circo del cáos, la destrucción y el desorden. Un track de menos de un minuto en el que converge en forma concentrada lo que vendrá en el resto del disco: gemidos de dolor, intervenciones electrónicas, rapeos de ultratumba, metal del más duro, oscuridad industrial y prepotencia.
En su tercer trabajo esta banda norteamericana, va aún más de frente y encara con una rabia visceral cualquier cosa que suene a mainstream o buenas costumbres. La gente es una mierda, soy odiado, eres odiado, somos odiados, todo apesta, si me tocas te destripo, son algunos de los versos que pueden cogerse al azar en el trabajo de esta banda estadounidense.
Una parada que llega a ser aburrida de tan obvia. Y no me refiero sólo al sonido potente, oscuro y agresivo de la banda, sino al discurso que lo sostiene.
Porque da la sensación de que el mensaje de estos chicos que se esconden detrás de máscaras de payasos macabros y que prefieren ser reconocidos por números en vez de sus nombres, es que te tienes que ir a la mierda, pero porque sí no más, porque me dieron ganas. Más que una propuesta o una actitud, la parada agresiva y los disfraces dan la sensación de una estrategia de márketing, la maldad suena a pose.
Es una postura nihilista y anti establishment tan frágil que se les olvida fácilmente al momento de recolectar las ganancias. Porque una banda que promueve el desorden, la destrucción y que literalmente manda todo a la mierda, sería lógico que tambien promovieran la corrupción de la industria. Error. En este caso se preocupan cuidadosamente de no perder sus ganancias, contratacando al pirateo con una caratula y un booklet imposible de piratear. Algo así como "oye, no me estoy pintando el mono aqui por nada ¿ok?".
Felipe Ossandón