Estos sobrevivientes de los '80, uno de los grupos emblemáticos del post punk y de toda esa ecléctica fusión que alguna vez conocimos como new wave, insisten en seguir respirando. Pero la cosa no es fácil.
A punta de guitarras y con una intensidad controlada con bases programadas, New Order, los mismos que hace años nos hicieron bailar break con "Blue monday", entrega un disco de escasos quiebres y pocas sorpresas. Un álbum correcto, con puntos altos como "Crystal" y "Turn my away" (con Billie Corgan como vocalista invitado), pero sin demasiado magnetismo. No el de antes, al menos.
Pablo Márquez