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Sincero

17 de Agosto de 2007 | 01:14 |
Insiste Chayanne, en su décima publicación, en las líneas de trabajo que hasta hace un tiempo amenazaban con convertirlo en el más conservador de los conservadores: el baladista de eterna inquietud romántica, sin aparente cuidado por el mercado de habla inglesa, insistente en lo eléctrico antes que lo electrónico. Pero la sonrisa socarrona de Chayanne en esta carátula es la de quien ríe al último (y mejor).

El tiempo ha premiado su lealtad incondicional con los códigos tradicionales de la balada, pues Chayanne no ha perdido energía apartándose de su estilo y se afianza en un terreno al cual, lentamente, vuelven como hijos pródigos los díscolos Ricky Martín o Christian Castro. Seguro dentro del género que no piensa traicionar, se da esta vez pequeñas licencias, como el ritmo latino acelerado –casi ska- de “Caprichosa” y los sorpresivos riffs rockeros de “Dulce y peligrosa” y “Santa Sofía” (en cuyos versos el hombre de la eterna gentileza intenta convencernos de que está “raro hasta la agonía... / soy un disidente de la Psiquiatría”).

Pero sabemos que Chayanne está más cómodo cuando se instala en la balada lenta y galante como “Un siglo sin ti” ( de Franco de Vita) “Cuidarte el alma” y “La mujer de Pedro”. El ritmo cadencioso y las armonías vocales más exigentes de “Vaivén” son las del tipo de canción que lo elevan un poco más arriba de la media radiable con que se contenta este álbum. Muchas de estas composiciones son responsabilidad de Estefano, uno de sus más duraderos colaboradores, un hombre que lo conoce bien y no comete el despropósito de obligarlo a ponerse a tono con el rap: “No hay más”, el primer y ojalá último coqueteo de Chayanne con el hip-hop, es lo menos feliz de un disco que se afianza mejor cuando le hace honor a su título.

Marisol García C.
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