Encabezado por una verdad tan absoluta como "Empezó en África", el cuarto disco del dúo inglés se vale de cualquier receta para mantener alta su estupenda fiebre electrónica: melodía, bases para hacer aeróbica, introducciones galácticas, una simple escala de guitarra, un zumbido de bajo inaudito, inesperados cambios de ritmo, el llamado de atención constante.
La imaginación de Ed Simons y Tom Rowlands sigue desbocada, justo al contrario del pulso adormecedor de la música de baile y aumentada por los cantantes invitados: Beth Orton y Richard Ashcroft, quien cierra el disco preguntándose si pasó el test de ácido.
Buena pregunta: "Come with us" es sustancia legal, pero igual de estimulante.
David Ponce.