Puro y contagioso, el sonido de "4AM at Toumanis" nos transporta sin escalas al sopor del término de una larga y extenuante jornada en las lejanas tierras de Mali. Es uno de los cortes amables de este disco de verdaderos rumores africanos que, mediatizados por la mirada occidental, llega hasta nuestras manos gracias a la curiosidad de un inglés inquieto.
Damon Albarn, alma y voz de Blur, cerebro y carne de Gorillaz, quedó tan encantado con esto de romper los márgenes y unir culturas que su aproximación a la música del mundo (world music) lleva el magnético y cálido sello de los habitantes de este extenso y musical país instalado en el centro del continente negro.
Una tierra que el músico empezó a frecuentar por asuntos del azar y que ahora, con este disco de muy buenos momentos y mucha paz, ha comenzado a ser conocida por sus trabajos corales y la sutileza de sus timbres.
Esto es música étnica, ojo. Albarn sólo pone la voz en alguno de los cortes musicalizados con instrumentos nativos y cantados por músicos locales en sus dialectos (aunque el idioma oficial del país es el francés). No se trata de una remezcla ni de una mirada ligera desde el mundo del pop. Aquí hay raíces de verdad y vale la pena tenerlo en cuenta para evitar frustraciones.
Pablo Márquez F.