Si se trata de repertorio, el nuevo disco de la cantante griega es una verdadera joya: en una misma placa, sin repetir ni equivocarse, la eterna Nana Mouskouri revisa clásicos como "Bésame mucho", "Perfidia" y "La barca", a la vez que asciende de clase piezas más recientes (como "Bachata rosa", de Juan Luis Guerra) y vuelve a reciclar el viejo lamento de Agustín Lara "Piensa en mí" (rescatado, a su vez, por Luz Casal en la película "Tacones lejanos").
Ahí, todo bien. Además, un sonido perfecto, pulcro, ideal. El punto es que, a ratos, su aguda y académica voz no logra calar tan hondo como estas bellezas del dolor así lo requieren.
No parece sufrir tanto en "Usted", la nostalgia no parece ser tan intensa en "Perfidia" y, definitivamente, no parece haber desquicio de enamorado en "Piel canela".
Claro, esta mujer de los anteojos eternos siempre ha mantenido la fineza y la distancia de una voz de lujo. Pero en el bolero, sabemos, el que no llora no gana.
Pablo Márquez