Cuando los grupos tienen el éxito de los Backstreet Boys, sus discos se hacen parte cada vez más pequeña de una ecuación cada vez más larga: disco + producción + coreografías + vestuario, etc.
Los discos publicados por los BSB hasta ahora han mezclado el pop bailable con las baladas. Y es precisamente en estas últimas donde el grupo ha superado siempre a su larga fila de competidores.
Pero ya en su quinto disco, el grupo ha decidido tomar un camino propio y, como ocurre ocasionalmente en estos casos, el resultado es preocupante.
En este álbum destacan un par de temas lentos, entre una serie más bien regular de canciones ruidosas, llenas de quiebres y ligeramente emparentadas con el heavy metal ochentero.
Paula Molina
