Ese encantador acento italiano es una de las exiguas marcas personales del cuarto disco de Laura Pausini. Cinco años después del apoteósico éxito de la balada "La soledad, la cantante interpreta un puñado de temas de excelente factura pero escaso sentimiento, sin correspondencia entre el romanticismo de sus letras y las guitarras y bases programadas que las visten, y que suenan modernas, pero sin arrebatos. Con "Mi respuesta, Pausini abandonó el tránsito entre adolescentes y veinteañeros. No es difícil, sin embargo, que el público de gente como Phil Collins - quien compuso uno de los temas de la producción- se sienta especialmente atraído por un disco tan parejo y desarriesgado como éste.
Paula Molina