Al austriaco Anton Bruckner (1824-1896) parecía preocuparle mucho el qué dirán. Quien, por el contrario, parecía no sufrir de inseguridades fue un gran admirador de su música: el director alemán Hans Knappertsbusch (1888-1965). Al dirigir, él confiaba en la inspiración del momento. En esta grabación realizada en 1963, al frente de la Filarmónica de Munich, la monumental octava de Bruckner recibe una lectura en la que se enseñorean el lirismo, la dinámica y el irrefrenable impulso romántico de Knappertsbusch. El disco doble se completa con páginas orquestales de Wagner.
Pablo Arce C.