A sus 28 años, el bajista Christian McBride no sólo puede jactarse de haber trabajado junto a las más insignes estrellas del jazz, sino de haber editado ya su cuarto álbum solista.
En este caso, los grandes (James Carter, Herbie Hancock, Toots Thielemans) le devuelven la mano y le permiten materializar un impecable disco basado fundamentalmente en composiciones propias.
Iluminado por las formas del hard bop, MacBride pareciera revivir con nuevos bríos el pulso que caracterizó a Paul Chambers y Ray Brown.
Directo y desprendido de toda clase de efectismos, el músico y su banda - a través de los 11 cortes del CD- dialogan en un lenguaje fresco, contemporáneo y libre de lugares comunes.
L.F.G.