En esta versión de La flauta mágica, de Mozart, el director William Christie le da un portazo en las narices a quienes lo quieren encasillar exclusivamente en el barroco francés.
Su propuesta busca evitar el canto forzado. Y los solistas y el acompañamiento del estupendo conjunto de instrumentos de época que es Les Arts Florissants brindan una respuesta sonora de gran dulzura y humor. Destaca especialmente el excelente Tamino de Hans-Peter Blochwitz.
La Pamina de Rosa Mannion tiene vivacidad y Natalie Dessay canta una Reina de la noche limpia y de gran encanto. En suma, una de las más atractivas lecturas historicistas.