Definido formalmente como un álbum de jazz straight ahead, el último trabajo liderado por el guitarrista de Ohio logra con argumentos más que sólidos y desde una renovada perspectiva prescindir de los lenguajes extrajazzísticos. No se trata de un ejercicio de purificación sino de una propuesta que no desconoce las directrices fundamentales del género pero que así y todo logra enunciar nuevos postulados relativos al mismo.
Secundado por un colectivo de excepción, integrado por el ya mítico baterista Billy Higgins y por la sangre nueva de Kenny Garret (saxo), Brad Mehldau (piano) y Christian McBride (bajo), Scofield no tiene inconvenientes para volver, una vez mas, a expresarse con voz propia y clara.
L.F.G.