A pesar de la admiración recíproca entre Machito y Gillespie, en contados casos la dupla se embarcó en un proyecto comunitario. Incuestionables gestores y piedras angulares del latin jazz, este disco, de 1975, los unió en una experiencia netamente instrumental basada en métricas afro-cubanas, pero con un evidente carácter jazzístico en el tratamiento de las composiciones. No se trata, sin embargo, de un trabajo que reviva los primigenios patrones del híbrido estilo popularizado por ambos a partir de los años 40, sino más bien de una lectura más renovada y moderna, donde ya no priman tanto las claves bailables ni la armonía pegajosa.
L.F.G.