El gran mérito del ensemble de jazz capitaneado por el baterista de Los Tres es lo distante que está de lo que habitualmente se conoce como jazz. De ese género, Los Titulares conservan una aproximación a la imaginería improvisacional y estructural; es decir, a la música instrumental ejecutada por instrumentistas aventajados que se expresan mayormente a través del viejo recurso del solo.
Hasta allí llega el vínculo de Los Titulares con la formalidad jazzística. El resto es divertimento y relajo formal. Serio, dentro de todo, pero encantadoramente groovy.
El álbum debut de Los Titulares perfectamente podría venderse en las disquerías bajo el rótulo de easy listening. Hablamos del pariente más antiguo y rítmico de lo que ahora conocemos como ambient, esa música ideal para fundirse con el entorno, favorita tanto en supermercados y aeropuertos como en bares y centros de juerga.
Eso sí, la música de este sexteto difícilmente desaparece del campo atencional del auditor. La culpa la tienen el trompetista Cristián Cuturrufo y el guitarrista Angel Parra, dos de los más importantes solistas instrumentales de la última generación de jazzistas criollos. Enmarcados en el concepto sugerente y contenido que Molina le imprimió a su combo, las intervenciones de ambos músicos, sobre todo en el notable desempeño de Cuturrufo, funcionan como medidos pero enérgicos aluviones de sentimiento y lucidez. Rompen con la atmósfera lúdica que proponen las composiciones de Molina y el teclista Carlos Silva.
No parece arriesgado decir que el jazz criollo encontró un nuevo icono en Los Titulares, una banda, sobre todo, entretenida.
Julio Osses M.
